viernes, 17 de noviembre de 2017

Jornada 6: Picotas 58 - 30 Parque Aluche

Continuando con su particular montaña rusa, los Picotas terminaron la primera ronda con una victoria sin paliativos ante Parque Aluche, en un partido donde la superioridad en altura y peso se hizo patente desde el salto inicial.


Parque Aluche es un nuevo equipo en la competición, compuesto en su mayoría por chicos jóvenes, de estatura inferior al 1,80 y con músculos aún por desarrollar. Ante esta tesitura, la estrategia a seguir estaba clara, surtir de balones a los pivots para que aprovechasen su manifiesta superioridad. Sin embargo, el primer parcial de 8-0 en dos minutos llegó de manos de los jugadores exteriores, que se beneficiaban de los espacios generados y de las rápidas transiciones provocadas por una buena defensa y la captura de todos los rebotes.


Pero pronto las torres de Picotas cobraron más protagonismo, realizando buenas combinaciones entre ellas y abusando de sus rivales para anotar con facilidad en posiciones cercanas.


Parque Aluche tuvo que cambiar su defensa zonal a individual para intentar paliar el escarnio que estaban sufriendo, pero los Picotas continuaban saliendo con velocidad tras capturar el rebote o robar el balón, por lo que no notaron el cambio de defensa.


En un primer cuarto para enmarcar, los Picotas habían sentenciado el partido: 22-0. El resto ya era historia, pero aún así había que jugarlo.


Con defensa individual hubiera sido un buen momento para aprovechar aún más los centímetros y kilos de los hombres interiores, jugando un dos contra dos en un lateral con el resto de jugadores bien abiertos en el otro lado, pero eso es pedirles demasiado a unos Picotas carentes del entrenamiento necesario para mecanizar todos estos movimientos básicos. Así que el ímpetu y el orgullo sacado por Parque Aluche dio los frutos esperados. El ataque de los de amarillo se fue espesando y el acierto en los tiros, empobreciendo.


16 minutos después del salto inicial llegó la primera canasta de Parque Aluche en forma de triple y, seguidamente, llegaría otro, esta vez a tabla y no voluntaria, pero que valía lo mismo que el anterior. El resultado 32-8 al término de la primera mitad refleja lo sucedido durante este cuarto.






















Ya en la segunda parte, los Picotas volvieron a recuperar el acierto y las ganas de intentar pasarlo bien y, al igual que hicieron en el primer cuarto, endosaron a sus rivales un parcial de 8-0 en menos de tres minutos. Un jugador de Parque Aluche fue sancionado con técnica por ir en actitud desafiante contra otro de Picotas, amenazando con emponzoñar un partido que estaba transcurriendo tranquilo, dentro de los cauces de la deportividad, y que no tenía ninguna necesidad de poner en riesgo la integridad de los jugadores por un lance absurdo. Por suerte, la cosa no pasó a mayores y el encuentro continuó sin mayor problema. Los Picotas se distanciaron un poco más y parecía que llegarían a la sextena sin mucho esfuerzo.


El marcador al final del cuarto fue 48-17, gracias a un par de tiros anotados por Parque Aluche en el último minuto.


Al comienzo del último cuarto, los visitantes aumentaron su intensidad defensiva, (bendita juventud) presionando desde mitad de cancha, aunque fue bien solventada por los jugadores de Picotas, que eran capaces de hacer llegar el balón a sus pivots. Sin embargo, el aciago porcentaje en los tiros cercanos y la obcecación por terminar las jugadas una vez el balón llegaba a esas posiciones, mermó las opciones de engordar la estadística. Durante nueve largos minutos, los gualdeses no encestaron ni un solo punto, dando al traste con la buena imagen mostrada hasta el momento.


Parque Aluche aprovechó para meter unos cuantos puntos, mejorando así la paupérrima anotación del principio, y ganarle el cuarto a los Picotas 10 a 13. Un hecho que, más allá de la anécdota, sirve para recordar que no hay rival pequeño y que buena parte de las opciones de victoria dependen de la concentración y la actitud.

El resultado final Picotas 58 - 30 Parque Aluche dejó una victoria más en el casillero picotil, que acaba la primera vuelta con balance neutro, tres victorias y tres derrotas, pero también dejó la sensación de haber podido hacer más.

Incidencias: En un lance del juego, Antonio cargó un rebote ofensivo con el brazo tras ser agarrado repetidas veces por el jugador número 2 de Parque Aluche, que salió despedido. Tras pitar la falta, éste se fue en actitud amenazante, reclamando la acción al jugador de Picotas, pero el árbitro estuvo rápido y sus compañeros también, consiguiendo relajar la situación y sancionando con técnica al jugador de Parque Aluche.

Árbitro: Notable. En un partido tranquilo y cómodo, supo gestionar con rapidez el único momento de tensión vivido, hablando para normalizar la situación y sancionando como era debido.

Lo mejor: El demoledor parcial de 26-0 que dilapidó cualquier opción de partido igualado y que cuatro de los seis jugadores de Picotas que participaron en el partido anotasen más de diez puntos.

Lo peor: La sequía anotadora del último cuarto y no haber logrado dos objetivos que al inicio del partido parecían asequibles: superar los 60 puntos y ganar por más de 30.

Estadísticas:


sábado, 11 de noviembre de 2017

Jornada 5: CB Pozuelo 59 - 29 Picotas

Como ya decía la jornada pasada, el juego interior de los Picotas iba a pasar por serios aprietos merced a las ausencias de sus tres pivots. Así que sin un referente interior, se presentaron a su cita semanal con el baloncesto para enfrentarse a CB Pozuelo, toda una incógnita de equipo a pesar de ser su segundo año en la competición.


Los Picotas y el árbitro tuvieron la deferencia de esperar a sus rivales, que no eran suficientes para empezar el partido a la hora, y a los pocos minutos aparecieron varios jugadores más y el encuentro pudo disputarse.


La estrategia planteada por los visitantes ante el abundante juego interior de CB Pozuelo, fue cerrarse en la zona para ayudar dentro, a pesar del riesgo que suponía una mañana acertada en los triples. Pero una cosa es cerrarse y otra muy distinta es no hacer intención siquiera de puntear los tiros. De esta forma, pronto quedó claro que el domingo no iba a ser un gran día. El inapelable parcial de 0-10, incluyendo dos triples, no dejaba dudas. Pero la sangría venía en el rebote, justo lo que se estaba intentando fortalecer al permitir los tiros exteriores. CB Pozuelo disfrutaba de segundas o terceras oportunidades en cada ataque. La falta de costumbre en cerrar el rebote, normalmente se palia con la superioridad en centímetros, pero esta vez no era tal y no hubo la actitud necesaria para suplirla. La escasez de efectivos también influyó a la hora de mostrar más intensidad.


El marcador 20-6, cuatro triples incluidos, presagiaba tres complicados cuartos por delante.


El ritmo anotador de CB Pozuelo no aflojó en el siguiente periodo. Los Picotas estaban completamente desarbolados y faltos de ideas. Seguían sin cerrar el rebote. Además había que sumar las numerosas pérdidas absurdas en el primer pase. Las líneas estaban bien cubiertas y en lugar de intentar algún uno contra uno, CB Pozuelo robaba el balón con facilidad tras cortar pases flojos y sencillos de interceptar. Así que la actividad ofensiva de los Picotas se limitaba a tirar de tres con nula efectividad, tras dar un pase como máximo.


A la conclusión de los dos primeros cuartos, CB Pozuelo se iba al descanso con 28 puntos de ventaja, 38-10, y una proyección de 80 puntos al final del partido. Los Picotas tenían que reaccionar si no querían llevarse una de las palizas de la temporada.


























No les acompaña el físico, tampoco están teniendo fortuna con las circunstancias externas, pero aún conservan las ganas de divertirse y demostrar que saben algo de esto. Así que apelando al orgullo, que es lo único que podían hacer, los Picotas enfrentaron el tercer cuarto con el objetivo de no dejarse avasallar. Y, digamos que lo consiguieron en un 75%. Efectivamente, la defensa mejoró. CB Pozuelo no anotó hasta el minuto 5 y en todo el cuarto sólo obtuvo 9 puntos. La nota negativa fue que Picotas se estancó en ese mismo minuto y su triste anotación fue de 4 puntos. Otro parcial perdido, pero al menos el vendaval se había mitigado.


El último cuarto, de trámite, se convirtió en un correcalles. Los Picotas pudieron contraatacar y engordar un poco las estadísticas mientras que CB Pozuelo, a medias entre la relajación y la fatiga, no defendía con la misma intensidad. Al fin llegaron los triples, cuando ya no servían para nada, y pocos en comparación con los intentados, pero aún así, suficientes para ganar el cuarto 12-15, al menos, y dejar el marcador final en CB Pozuelo 59 - 29 Picotas.


Incidencias: partido limpio, sin incidencias reseñables.


Arbitraje: correcto. Dejó sin sanción una posible antideportiva al inicio del encuentro para evitar tener que expulsar a alguien en un partido de plantillas cortas, pero advirtió de que, si lo había hecho una vez, debía mantenerlo durante todo el partido. Permitió el contacto por el bien de la fluidez del juego y dialogó con todo aquel que reclamó alguna acción.


Lo mejor: acabar el partido con fuerzas suficientes para salir al contraataque y ganar el último cuarto.


Lo peor: las constantes perdidas de balón en el primer pase y el desorden en ataque, abusando del tiro exterior sin acierto ni actitud en el rebote.


Estadísticas:


Jornada 4: San Cristóbal 69ers 38 - 53 Picotas

Trabajada victoria la que obtuvieron los Picotas está jornada, demostrando que poco a poco van cogiendo el ritmo de competición. Era la primera vez que se enfrentaban a San Cristóbal 69ers, equipo del que apenas habían visto unos minutos, pero que mirando los resultados en la clasificación, apuntaba a que no iba a ser fácil cosechar los dos puntos.


El primer cuarto comenzó con un parcial de 0-7 a favor de los Picotas, que lanzaban con acierto tanto desde dentro como desde fuera. Pronto, San Cristóbal se repuso, devolviendo el parcial en escasos dos minutos. Mucho tuvieron que ver las constantes pérdidas de balón, con pases a ninguna parte o a jugadores bien cubiertos, algo que habrá que pulir de cara a sucesivas jornadas. Un nuevo triple volvió a dar ventaja a los de morado, dejando el marcador al final del cuarto en 7-10.


En el segundo cuarto el equipo se descompensó atrás y San Cristóbal aprovechó la coyuntura para ponerse por delante. El ataque no funcionaba mejor que la defensa. Los locales subieron sus líneas haciendo más difícil la circulación del balón y, demasiado estáticos, los Picotas no encontraban buenas líneas de pase. El partido se trabó con la señalización de varias faltas inexistentes, algunas de ellas demasiado claras como para pensar en un error. El largo tiempo que estuvo el balón parado evitó que San Cristóbal se distanciara. Aún así, se fueron al descanso tres arriba, 18-15.


Fue en este momento cuando Sergio fue a pedir explicaciones al árbitro por una falta que le había sancionado en un choque donde él además se llevó la peor parte. Una pugna por un balón que no era posesión de nadie y en la que, si alguien cometió falta, desde luego no fue el 15. Una vez más, el árbitro fue incapaz de dar explicaciones sobre lo que había señalizado, la conversación dio paso a una técnica, seguida de otra que acabó con la descalificación de Sergio. Hecho del que pocos se enteraron por lo extraño de lo sucedido y que diezmaba peligrosamente el juego interior de los Picotas.

Imagen del absurdo al tener que abandonar el banquillo tras las dos técnicas



Sin embargo, como sucede en muchas ocasiones, un suceso adverso sirve para despertar del letargo y, lo que en un primer momento parece ser una mala noticia, se convierte en acicate para darle la vuelta a la situación.


Apretando las clavijas en defensa, los Picotas evitaron canastas fáciles y consiguieron salir en contraataque. El ritmo del partido se hizo más fluido, lo que beneficiaba a los visitantes, pero San Cristóbal no le perdía la cara al encuentro y bien tirando desde fuera, bien penetrando hasta el medio de la zona, volvía a darle la vuelta al marcador. Fueron momentos de incertidumbre en los que no había un dominador claro del juego. Hasta que tras un parcial de 0-6 y un triple posterior, los Picotas se adelantaban de seis a falta de un minuto para terminar el cuarto, aunque San Cristóbal volvía a acortar distancias para irse al descanso 30-33.


Sin embargo, los Picotas habían encontrado la dinámica para llevarse el partido. Tenían el ritmo y no lo dejaron escapar. Primero contestaron con un triple y un rápido contraataque a un tiro de 6,25 convertido por San Cristóbal. Después, les secaron durante eternos minutos, en los que los de amarillo no consiguieron anotar un solo punto, recibiendo además un parcial de 0-8 que dejaba casi sentenciado el partido. Y ya en los últimos minutos, siguieron viendo el aro con acierto para poner un marcador final de San Cristóbal 69ers 38 - 53 Picotas.




Incidencias: en un choque por la disputa de un balón, Sergio salió lesionado en la zona de las costillas. Aunque no hay fisura, se estima que esté un mes de baja. Ese encontronazo sería el inductor de su expulsión.


Arbitraje: malo tirando a nefasto. Pitó muchas faltas que claramente no lo eran y dejó sin sancionar otras demasiado evidentes como para pensar que de verdad no las hubiera visto. Tampoco mantuvo un criterio durante todo el partido, sembrando de dudas a los jugadores, que no sabían dónde colocar el listón del contacto en cada acción. Poco comunicativo, expulsó a Sergio por solicitar explicaciones sobre la falta sancionada cuando recibió el golpe anteriormente mencionado. Pasan los años y no gana experiencia. Otro claro exponente de quien está ahí para llevarse la pasta sin importarle su oficio.


Lo mejor: haber tenido que sufrir y ponerse serios para conseguir la victoria y haberlo hecho con ánimo e ilusión.


Lo peor: la lesión y posterior expulsión de Sergio, que deja a los Picotas en cuadro en el juego interior de cara al próximo partido.

Estadísticas:


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