domingo, 27 de noviembre de 2016

Crónica jornada 6: Picotas 53 - 37 Evora Marketeam

Nueva victoria, y ya van cinco, de los Picotas, que esta semana se enfrentaron a la versión  mejorada de Évora Marketeam y tuvieron que sufrir más de la cuenta a pesar del abultado marcador final, que no refleja lo sucedido durante todo el encuentro.

El partido no fue brillante y apareció de nuevo el fantasma de las pérdidas planeando sobre las cabezas de los allí presentes. Pero esto me hace plantearme una cuestión: ¿Dónde está el techo de estos Picotas, que aún habiendo ganado con solvencia y habiendo superado la barrera de los 50 puntos, les sigue pareciendo poco?

Bueno, pues la respuesta es que hay que ser realistas y hacer autocrítica cuando las cosas no se hacen bien, y esta semana hay muchas cosas que se podrían haber mejorado. Aunque tampoco hay que ser tan exigente ni pecar de arrogancia. Los de EM saben lo que se hacen. Recuerdo, para el que no tenga memoria, que hace dos años los Picotas tuvieron que remontarles una desventaja de 14 puntos en la segunda parte, cuando ya parecía todo perdido, para poder hacerse con la victoria. Las cosas han cambiado, sí, pero no tanto. Son pequeños detalles los que marcan las diferencias.

El partido arrancó con un contraataque de libro: rebote, balón al base que otea la otra mitad de cancha, pase avanzado al alero que corre por la banda ganando la espalda de sus rivales y bandeja a placer contra nadie. Toda una declaración de intenciones que se quedó en eso. La defensa no ajustaba bien las posiciones cuando había que cambiar, dejando siempre algún hueco libre para que alguien  de Évora pudiera lanzar libre de marca. ¡Y vaya si lo hicieron! Los de azul marino se mostraron letales desde cuatro-cinco metros. Pero el ataque funcionaba bien, repartiendo la responsabilidad entre todos los integrantes del quinteto, que consiguieron anotar una canasta cada uno en el cuarto para dejar el marcador final en 15-12.

En el segundo cuarto, la ventaja, que había sido aumentada a seis nada más comenzar, se vio reducida a uno ante la pasividad defensiva de los de amarillo. Este toque de atención sirvió para arengarlos, y durante ocho minutos no permitieron que Évora anotase nada más. En estos momentos fueron muchas las veces que los Picotas pisaron la línea de personal, esta vez con más acierto, y poco a poco se despegaron en el marcador, a pesar de que el ritmo cansino con constantes interrupciones no favorecía el espectáculo. De esta forma se llegó al 29-19 al final del cuarto.

Visto lo visto, había que intentar hacer otro esfuerzo para seguir evitando los tiros cómodos y correr un poco más con el fin de  aumentar la distancia y sentenciar el partido. Pero ese afán por querer acabar rápido se tradujo en constantes pérdidas de balón. Pases imprecisos, ataques dos contra dos mal definidos… Se malograron infinidad de posibilidades de aumentar la renta, hasta el punto de tener que pedir un tiempo muerto para intentar poner fin a esa racha autodestructiva. El cuarto terminó 39-29 y con este descenso en la anotación, llegar a 60 parecía inviable.

Pero todo se iba a complicar aún más cuando en el principio del último cuarto, tres ataques consecutivos de Picotas terminaron en tiros errados, mientras que Évora conseguía anotar en cada uno de los suyos, acortando la distancia de 12 a 6 puntos.

Un triple al límite de la posesión y un contraataque claro cortaron la sequía anotadora, devolvieron la tranquilidad a los de amarillo y restauraron la barrera de los diez puntos, que posteriormente sería ampliada hasta los 16 finales, para dejar el marcador en un más que decoroso Picotas 53 - 37 Évora Marketeam.

Los jugadores de Évora se fueron muy enfadados con la actuación arbitral. Durante el encuentro tuvo que sancionarles con dos técnicas, ambas por protestar haciendo excesivos aspavientos y levantando la voz más de lo deseable. Desde mi punto de vista, los pasos y la falta que desembocaron en las técnicas fueron muy claros, y las protestas se hicieron en un tono totalmente justificable de ser sancionado. De hecho, a nosotros nos ha pasado muchas veces algo similar. No es tanto la reiteración en las protestas, sino las formas en las que éstas se hacen o el momento en el que se producen.

La colegiada sancionó muchos contactos, sobre todo choques producidos al no tener una posición equilibrada, y prestó especial atención al uso indebido de las manos, no permitiendo ningún tipo de agarron ni bajar los brazos fuera del cilindro imaginario de cada jugador. Podrás estar más o menos de acuerdo con el criterio, pero al menos es uno y lo mantuvo de principio a fin. Yo, desde luego, prefiero eso a que, dependiendo del cuarto o la zona en la que estés, se piten unas cosas u otras.

Lo que no estuvo nada bien fue la actitud de algunos jugadores de Évora, que habiendo finalizado el encuentro, vinieron a reclamar a un jugador de Picotas unos supuestos insultos totalmente carentes de fundamento. Una actitud deplorable que no llegó a más porque desde Picotas abogamos por el juego limpio y por el aspecto lúdico de la práctica de este y cualquier otro deporte.

Lo mejor: continuar con la racha de victorias y solventar con oficio un partido trampa.

Lo peor: la actitud de algunos jugadores recriminando supuestos hechos en los que ni siquiera estaban relacionados.

La estrella: en un partido sin brillo, ningún jugador sobresalió por encima del resto.

El factor X: la sola presencia de Dani descentró a los rivales, que estuvieron más pendientes de buscar el conflicto que concentrados en llevarse la victoria.

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lunes, 14 de noviembre de 2016

Crónica jornada 5: Carabanchel Bobcats 35 - 40 Picotas

Victoria de oficio de los Picotas, que añaden una más en su casillero y saldan con balance positivo su particular cuesta de noviembre, en la que se enfrentaron a tres de los cuatro equipos que ocupan las primeras posiciones (el otro son ellos mismos). El partido no tuvo el esplendor de otras ocasiones y se sufrió más de la cuenta cuando parecía que estaba sentenciado. Pero al final se logró el objetivo.

Bobcats acudía al encuentro presentando una racha de juego dispar, pero registrando todos sus partidos con victorias, lo que les valía para ocupar la segunda posición en la tabla clasificatoria. Por su parte, para los Picotas la exigencia era mantener el nivel exhibido la semana anterior contra Royals. Pero desde el principio se vio que este no iba a ser el día. La defensa cerrada de Bobcats invitaba a lanzar desde fuera, y estos lo hicieron de forma timorata, sin confianza, abusando del pase extra en algunos casos o del tiro precipitado en otros.

En el otro lado de la cancha, los locales se permitían el lujo de hacer posesiones de 30-40 segundos, ante la pasividad de la anotadora, lo que suponía un sobreesfuerzo para los defensores sin obtener recompensa a cambio. Así las cosas, los minutos transcurrieron entre idas y venidas, donde ambos equipos intercambiaron canastas para llegar al empate a once al final del cuarto. Daba la sensación de que los Picotas lanzaban más, pero con nulo acierto.

Un pequeño parcial al inicio del segundo cuarto les dio un respiro a los de amarillo, pero rápidamente era contestado por Bobcats. Los Picotas se desangraban en el rebote defensivo, permitiendo segundas y terceras ocasiones a su rival, mientras que en ataque no eran capaces de cargar en busca de algún rechace. A pesar de todo, una canasta y un tiro libre (de cuatro disponibles) les daba a nuestros protagonistas una ventaja de dos puntos al descanso, 17-19.

Era evidente que la clave estaba en la intensidad. Ese afán por recuperar cada balón del que habían hecho gala en otros encuentros, aún no se apreciaba ni de soslayo. Mas algo iba a cambiar en el tercer cuarto, históricamente el de las pájaras y donde se perdían los partidos, y que ahora se está convirtiendo en el momento que aprovechan los Picotas para pegar ese arreón que les distancie en el marcador y les permita disputar un último cuarto más llevadero, excepto el día de la única derrota consumada hasta la fecha, que ya sabemos todos lo que pasó.

Apretando un poco en defensa, forzaron pérdidas que se convirtieron en vertiginosos contraataques, el arma preferida de los ambarinos, lo que les permitió adquirir una ventaja de ocho puntos en apenas tres minutos. Bobcats no se amilanó y continuó buscando tiros exteriores, lo que les mantuvo en el partido, hasta que en los últimos tres minutos, dos contras bien aprovechadas, una jugada de dos más uno y un triple, otorgaban la máxima ventaja a los Picotas justo antes del fin de cuarto: 26 - 37.

Con la aguja de la gasolina marcando bien entrada la reserva en ambos equipos, el inicio del último cuarto fue soporífero para algún espectador matutino. No fue hasta el minuto seis cuando los Picotas anotaron su primera y única canasta en juego de todo el cuarto, pero el inicio había sido también malo para Bobcats, que atacaba a lo loco en jugadas de uno contra cinco.

A falta de cuatro minutos para el final y con 10 arriba en el marcador, los Picotas pidieron un tiempo muerto para tomar algo de resuello y ordenar las ideas en ataque. No sucedió ni lo uno ni lo otro. Bobcats, en un último intento de llevarse la victoria, presionó a toda cancha con las fuerzas que aún le quedaba en la recámara y los Picotas pasaron por unos momentos de nerviosismo, donde vieron como unas pérdidas (que hasta este instante habían estado bastante contenidas) se convertían en puntos en contra y la diferencia menguaba hasta los 4 puntos. Por suerte, cuando no se para el crono, el tiempo transcurre muy rápido y no hubo posibilidad de remontada. Entre tiro libre y tiro libre, el partido se esfumó y los Picotas pudieron añadir otra victoria en su casillero.

El resultado final: Carabanchel Bobcats 35 - 40 Picotas.

Lo mejor: conseguir una victoria contra un rival directo, sin brillo y sin grandes alardes, sí, pero victoria al fin y al cabo.

Lo peor: perder la concentración en los instantes finales del partido.

La estrella: una vez más, David se erigió como el jugador franquicia, llevando la manija del encuentro, pero, sobre todo, se notó su presencia en defensa, robando algún balón en momentos difíciles y evitando tiros cómodos de sus rivales.

El factor X: Alberto corrió el contraataque con velocidad en bastantes ocasiones y anotó el triple que dio la máxima ventaja para los Picotas. Así que, como se trata de que esto rote y no siempre salgan los mismos, le pongo como factor X, porque yo lo valgo.

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viernes, 4 de noviembre de 2016

Crónica jornada 4: Royals 51 - Picotas 60

Bueno, pues ahí están, ya no podemos hablar de un espejismo o de una racha pasajera. Los Picotas han aprendido a defender en equipo y han recuperado la confianza en sí mismos, en la posibilidad de ganar a cualquiera. El partido de esta semana así lo corrobora. Royals, otro de los equipos nuevos contra los que aún no se habían enfrentado, venía de realizar una serie de dos victorias y una derrota, contra Basket Botellín, pero siendo el que más anota en la liga. Un grupo de chicos jóvenes, construido bajo la premisa del juego exterior y que cuenta entre sus filas con varios jugadores de excelsa muñeca. Un equipo que, bajo mi humilde opinión, a nada que mejore la defensa y el juego interior, será el candidato número uno a ganar la liga. Este año, quizá sea demasiado pronto. Esperemos que la experiencia sea positiva y continúen apuntándose en el distrito en los venideros.

Todo este prolegómeno sobre el rival de Picotas de esta semana es solo para que aquellos que no estuvieron se hagan una idea de hasta qué punto la hazaña que consiguieron no es pequeña. Los de amarillo se llevaron el partido porque supieron reaccionar a tiempo, cuando las cosas se ponían difíciles, y ajustar su defensa para evitar los tiros exteriores. Esa entereza mental y esa capacidad para adaptarse a las necesidades de cada partido, hace no mucho tiempo era impensable. Pero ahora veo una concentración y un sacrificio del que me siento orgulloso de pertenecer. No obstante, como supongo que estaréis deseosos de leer lo que aconteció, no me entretengo más.

El partido tuvo un arranque fulgurante. En dos minutos los Picotas le habían endosado a su rival un parcial de 8-0, convirtiendo cada ataque sin fallo y encestando tiros desde distintas posiciones y distancias. Royals tuvo que parar el vendaval con un tempranero tiempo muerto que sirvió para que pusieran las cosas en su sitio. Su ataque no funcionaba, pero sabían qué hacer, sólo tenían que organizarse. Y aunque Picotas no perdió la cara al partido, los de negro, a golpe de triple, fueron remontando hasta ponerse por delante en el minuto 8. Los primeros triples llegaron libres de marca. Bueno, es normal que la metan si están solos. Los siguientes los clavaron con un contrario punteando el tiro. Ojo. Entre medias, alguno llegó desde 7-8 metros. Cuidado, que esto no es azar. Así hasta un total de 7 sin fallo. Pero los Picotas continuaron atacando bien y el cuarto terminó con un espectacular 25 - 20.

El segundo cuarto arrancó más denso. El cansancio y los ajustes defensivos provocaron que hubiera menos tiros. Los Picotas fueron a la línea de personal con desacierto, pero Royals no conseguía anotar nada, hasta que en el minuto seis volvieron a encontrar la senda del triple y con un mini parcial, alcanzaron su máxima ventaja a favor, ocho puntos. Sin embargo, en los dos últimos minutos, unas buenas acciones acercaron a los limonados a sólo dos puntos antes del descanso, 35-33. Las espadas estaban en todo lo alto y se barruntaba una segunda parte apasionante.

Pero lo que nadie imaginaba, y mucho menos este narrador, es que los Picotas iban a realizar un despliegue físico y táctico a estas alturas de partido de las dimensiones que pudimos ver los allí presentes. La clave estuvo en dos factores: en defensa, los exteriores basculaban velozmente hacia el lado de balón evitando la superioridad numérica que Royals había trabajado durante toda la primera parte y haciendo imposible que tirasen con comodidad; en ataque, aprovechaban el espacio que los locales dejaban en el medio de la zona. De esta forma, pronto le dieron la vuelta al marcador con un parcial de 0-10 en los seis primeros minutos y 6-15 en el total del cuarto para acabarlo en 41-48. Aunque la distancia parezca poca, en un partido tan igualado puede ser un mundo. Mas los Picotas no tenían opción de relajarse. Había que seguir así hasta el final. Además, una nueva lesión, esta vez Inchausti en el gemelo, atemorizó, en víspera de Halloween, con dejar a los Picotas sin efectivos ante una posible quinta falta.

En el último cuarto, Royals claudicó en su idea de juego exterior ante la imposibilidad de encontrar tiros cómodos, y fueron más los acercamientos a las proximidades de la zona. Sin embargo, así como habían demostrado ser letales desde la línea de tres, a medida que se acercaban al aro los porcentajes decaían, hecho que aprovecharon los Picotas para aumentar su ventaja hasta los trece puntos, a base de contraataques, buena circulación de balón y fortaleza interior.

La impecable defensa obligó a Royals a anotar únicamente desde el tiro libre. El tiempo transcurría y los locales no encontraban la forma de remontar. Además, un par de jugadas absurdas donde, después de rebotar en varios jugadores, el balón llegaba a alguno de Picotas completamente libre de marca debajo del aro, terminaron de bajar su moral.

Con el partido finiquitado y veinte segundos por disputarse, el base de Royals decidió no atacar, botando el balón y haciendo gestos de que ahí se acababa el encuentro… hasta que con todo el mundo relajado, pasó el balón a un compañero que entró a canasta a placer. Dos puntos menos en el average que pueden ser claves a final de temporada y la sensación de que te han timado. Me parece correcto disputar cada canasta hasta el último segundo, pero ese tipo de engaños no se hacen.

El marcador final: Royals 51 - 60 Picotas.

Lo mejor: la buena defensa y la capacidad para adaptarla a las necesidades del partido, además de constatar que los Picotas al fin han decidido que la clave para divertirse en la cancha es ponerle intensidad y, gracias a eso, los resultados están llegando solos.

Lo peor: en un partido de guante blanco, sin apenas contactos, hubo una pequeña trifulca por un empujón en un rebote que acabó con Inchausti por los suelos, pisoteado, y la consabida pelea de gallos posterior.

La estrella: Antonio fue el claro dominador de ambas zonas, pero sobre todo en ataque mostró su versión más efectiva, desde el primer tiro lejano que convirtió hasta semiganchos cerca del aro. Un bastión que Royals no pudo parar.

El factor X: David, a medio gas aún por los golpes recibidos hace dos semanas, hizo y deshizo a su antojo, controlando el balón en todo momento y batiendo el récord de anotación en lo que va de curso con sus 22 puntos.

Estadísticas:


sábado, 22 de octubre de 2016

Crónica jornada 3: Picotas 45 - 47 Basket Botellín

Os voy a proponer una encuesta rápida. Pensad en los dos equipos más sucios de las últimas tres temporadas. Cuando digo sucios no me refiero a los que menos se lavan, ahí ya sabemos quien gana, sino a los que hacen faltas duras e innecesarias, esos que agarran cuando vas a hacer un corte por la zona, o que meten el codo en un rebote con la única intención de hacer daño aprovechando que un solo árbitro no puede verlo todo. ¿Los tenéis? Bien, ahora pensad un momento en los dos equipos de las tres últimas temporadas que más protestan cada acción y más discuten con todo el mundo.
Estoy seguro de que en el 80% de los casos, ambos equipos coinciden. ¿Me equivoco?
Planteo una pregunta más, a ver si opináis como yo: ¿cuál es el equipo de la liga que recibe más técnicas por partido? Si estáis pensando en Picotas ahora pero no aparecía en las listas anteriores, es que algo estamos haciendo mal. O bien no somos conscientes de lo mucho que protestamos y repartimos, o bien nos hemos hecho con un aura de falta de respeto donde los colegiados están deseando que abramos la boca para hacer la señal de la T. Esta cuestión la resolveré más adelante en otro post. Ahora toca hablar del que se está convirtiendo en el nuevo clásico una vez Santa Rita abandonó el distrito.

Y es que antes de que empezara el encuentro, ya se podía mascar un aire de  rivalidad insana, sabedores, quizá, de que el vencedor de este encuentro será el campeón de invierno. Los Picotas demostraron estar a la altura a pesar de las circunstancias, disputando la victoria hasta el último minuto, sin rendirse ante las adversidades, dejándose la piel en cada acción. Pero vayamos, como siempre, por fases.

El partido arrancó como viene siendo la tónica en estos inicios de temporada, poco acierto en ambos lados de la cancha y el marcador 0-0 durante muchos minutos. Un triple del pivot de BB rompía la sequía anotadora, pero no era un buen augurio para su equipo el que el hombre interior tuviera que jugar por fuera. Los Picotas reaccionaron rápidamente y con un parcial de 8-0 le dieron la vuelta a la situación, destacando la buena defensa que impidió que BB anotara durante seis minutos.

En un lance absurdo del juego, el 10 se tiró al suelo para recuperar un balón que tenía perdido, cayendo con la inercia de su peso sobre la tibia de Enrique, que al tener el pie plantado en el suelo, sufrió las consecuencias y tuvo que irse al banco sin poder regresar al partido. Con 8-6 al final del cuarto y sin posibilidad de hacer algún cambio, todo hacia presagiar que iba a ser un partido duro.

Más los de amarillo, que esta vez iban de morado como favor hacia el otro equipo, aunque fueran los locales, supieron aguantar el envite durante el segundo cuarto y mantuvieron la línea defensiva del primero, dejando a sus rivales en sólo 7 puntos. El partido se estaba endureciendo y los contactos dejaron paso a las agresiones con la venia arbitral. Fruto de éstas, David fue sancionado con técnica al gritar tras recibir una falta más no pitada. Sin advertir, sin conversar y sin ser directamente referenciado, al árbitro le apeteció perjudicar al más perjudicado, como hacen los cobardes.

A pesar de todas estas incidencias, los Picotas se fueron al descanso con 7 de ventaja, 20-13.

Pero todo iba a cambiar en el tercer periodo. Los Picotas salieron despistados y permitieron varias canastas fáciles debajo del aro. Cuando intentaron cambiar esta dinámica, el criterio arbitral varió y un jugador se cargó con cuatro personales en el minuto 3, condicionando la intensidad durante el resto del encuentro. Además, la fatiga hacía mella y anotar cada vez estaba más caro.

A falta de 4 minutos, BB ya le había dado la vuelta al marcador y un triple del 16 en la última posesión dejaba el marcador al final del cuarto en 33-38. Los visitantes habían encontrado una vulnerabilidad en el código defensivo de los Picotas y, con la ayuda inesperada de un exploit ajeno, instalaron su propio malware.

El último cuarto comenzó siguiendo los mismos derroteros. Los de morado tenían dificultades para anotar y, aunque BB tampoco encontraba los espacios del tercer cuarto, la diferencia en el marcador continuó aumentando hasta los nueve puntos.

Cuando todo apuntaba a que los Picotas bajarían los brazos, superados por el cansancio y las circunstancias, en el minuto siete recompilaron su kernel para tapar esa vulnerabilidad y cortocircuitaron la capacidad ofensiva de sus rivales, secándolos por completo desde entonces hasta el final.

Los visitantes, ante su incapacidad de anotar, se encomendaron a su defensa para salvar el partido, impidiendo cualquier tipo de acercamiento a canasta a base de faltas masivas –nuevo término acuñado por mi propia instancia para identificar aquella falta producida por dos o más jugadores a un mismo rival en una misma acción-. Poco a poco, a base de tiros libres, los Picotas volvieron a meterse en el partido. A falta de un minuto, la diferencia se había reducido a tan solo dos puntos.

En ese momento, sucedió algo que pudo haber sido la clave del partido. Basket Botellín tenía posesión pero los Picotas consiguieron robar la bola a mitad de cancha. El jugador que había perdido la pelota, se tiró al suelo para intentar recuperarla y ante su imposibilidad, agarró la pierna del jugador de Picotas que había recuperado el balón, impidiéndole su avance en solitario hacia canasta. El árbitro, en lugar de señalar falta antideportiva, lo que hubiera supuesto la posibilidad de darle la vuelta al marcador, prefirió pitar pasos, devolviéndole la posesión a Basket Botellín y con ella, la victoria. El minuto que faltaba transcurrió muy rápido –o se me hizo muy rápido a mí, no puedo saberlo- y los Picotas, sin haber llegado al bonus, no fueron capaces de hacer las faltas necesarias para detener el cronómetro y tener alguna oportunidad más.

El marcador final: Picotas 45 – 47 Basket Botellín. A veces un mal cuarto puede dar al traste con las aspiraciones de toda una temporada. Pero quién nos iba a decir hace algunos años que íbamos a conseguir siquiera pensar en competir contra ciertos equipos, sin entrenar ni hacer nada especial a diario y entrando en picado en las inmediaciones de los 40.

Lo mejor: la capacidad de sacrificio y entrega que demostraron los Picotas durante todo el partido, para superar las adversidades que se fueron produciendo y llegar hasta el último minuto con opciones de llevarse la victoria.

Lo peor: la plaga de lesiones que dejó esta batalla pone difícil la presencia con garantías de al menos 5 jugadores para el siguiente partido, y viene justo en el peor momento de la temporada, cuando los Picotas afrontan su particular cuesta de Noviembre.

La estrella: esta vez sí, David se convirtió en el referente del equipo, secando al número 10 por completo en defensa, mientras que en ataque todos los balones pasaron por sus manos, forzando faltas y lanzando con acierto.

El factor X: Jesús fue el otro pilar anotador de los Picotas, sobre todo en el tercer cuarto, cuando más les costó convertir los ataques en puntos.

Estadísticas: Esta semana puede haber discrepancias entre la realidad y lo anotado debido a que los Picotas iban sin número a la espalda. Los apuntes al número 10 (Enrique) durante los cuartos 3 y 4 que figuran en el acta, han sido agregados en el siguiente cuadro de estadísticas al 16 (Antonio), por no haber disputado el 10 ningún minuto durante estos cuartos.


sábado, 15 de octubre de 2016

Crónica jornada 2: Picotas 61 - 16 Chicago Burbus

Segunda victoria de la temporada y primeras pinceladas de lo que se pudo ver en la segunda vuelta de la anterior. El rival tampoco permitió extraer demasiadas conclusiones. Chicago Burbus, otra de las novedades de este año, está compuesto por un grupo de chavales con la mayoría de edad recién cumplida, que deben haberse juntado para echar algo más oficial que las pachanguitas del parque, y están pagando la novatada tras dos jornadas de apalizamientos. Esperemos que no desistan y vengan a todos los partidos. El objetivo es divertirse, así que si alguien de ese equipo lee esto, desde aquí os animo a continuar jugando y progresando. El primer año siempre es difícil, pero se puede mejorar con trabajo y constancia.

Nada más comenzar el partido se vio que los Picotas eran muy superiores en altura y peso, pero en actitud las cosas estaban más igualadas, y eso, da lo mismo el rival, siempre tiene malas consecuencias. La primera canasta del encuentro fue para Chicago Burbus. Pasados nueve minutos, el marcador mostraba un desconcertante empate a seis. ¿Cómo era posible esta situación? Fácil, cada tiro era un fallo. Los Picotas eran incapaces de anotar incluso debajo de canasta. Falta de concentración, de intensidad o de tacto, el caso es que ni en primeros ni en segundos intentos la pelota entraba. Quizá se deba al gran calentamiento que realizan antes de cada partido. Quizá estaría bien que hicieran una rueda, unos palmeos, unos pases o cualquier cosa que se os ocurra para que todos estén en contacto con el balón y comiencen a sudar. Quizá.

Tras el tiempo muerto, la defensa mejoró  evitando cualquier acercamiento a canasta y gracias a un robo en campo del rival que propició una bandeja a placer contra nadie, los locales maquillaron el marcador, dejándolo al final del cuarto en 13-6.

Con la inercia cogida en el primer cuarto, los Picotas salieron lanzados en el segundo, endosándoles un sangrante parcial de 23-0. Los de blanco solo consiguieron anotar un vez en todo el cuarto, mientras que por los Picotas el juego se hizo más fluido. Hubo alguna transición rápida, se surtió de balones a los pivots ante la superioridad manifiesta dentro de la zona, también penetraciones que descolocaban a la defensa para doblar al compañero libre de marca, que aprovechaba la situación para lanzar con comodidad y anotar. Al final del cuarto, el resultado fue 34-9 y el objetivo de llegar a 60 puntos parecía factible.

Sin embargo, a los de amarillo pareció darles un amarillo, se relajaron, el ritmo fue decayendo. La falta de forma física fue haciendo mella en la velocidad de cada jugada y sabemos por experiencias pasadas que el juego pausado no es bueno para los Picotas. Desde el minuto siete no consiguieron anotar ninguna canasta en juego, tan solo un exiguo tiro libre fue el bagaje conseguido hasta el final del cuarto, dejando el tanteo en 46-13.

Con las ideas no muy claras -decidir entre intentar hacer un último cuarto basado en intentar contraatacar todo lo posible con solo 5 jugadores, para conseguir la mayor renta posible de cara al average general, o parar el ritmo habiendo cumplido ya en los tres anteriores, no es tarea fácil- los Picotas salieron al parqué mentalizados, al menos, en seguir haciendo un buen papel y no irse del partido como pasaba hace algún tiempo.

Por otra parte, Chicago Burbus intentó por todos los medios detener la sangría, y sólo pudieron hacerlo a base de faltas. Pronto se cargaron con 5, de modo que los locales visitaron la línea de personal con frecuencia y moderado éxito, pues los porcentajes estuvieron dentro de lo aceptable para un equipo históricamente pobre desde esa posición y que aún está en pretemporada. Si a esto le sumamos una buena defensa, donde la intimidación dentro de la zona no permitió ningún tiro fácil, nos deja que, al igual que sucediera en el segundo cuarto, un triple fue la única anotación de los de blanco en todo el tiempo.

El marcador final fue Picotas 61 - 16 Chicago Burbus. Los locales conquistaron su objetivo de superar los 60 puntos y los visitantes también, al sumar 16, tres puntos más que la jornada anterior. Así que todos contentos y una nueva victoria en el casillero picotil.

Lo mejor: conseguir una victoria contundente y recuperar sensaciones de cara al encuentro contra Basket Botellín, siempre es positivo.

Lo peor: ocurrieron algunos rifirrafes que no tenían sentido en un partido de este tipo, y se produjeron algunos golpes innecesarios más fruto de la mala coordinación que de feas intenciones.

La estrella: una vez más soy incapaz de destacar la labor de nadie por encima del resto. Cada integrante cumplió con su función y no hubo un claro exponente que sobresaliera sobre los demás. Muy bien el equipo.

El factor X: Sergio se convirtió en todo un coloso en defensa. Sus largos brazos llegaban a taponar cualquier tiro, incluso los exteriores. Gran labor que ayudó a desmoralizar al rival.

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Crónica jornada 1: C. B. Pozuelo 33 - 45 Picotas

El primer partido de la temporada se presentaba lleno de incógnitas. El rival de esta joranda era C.B. Pozuelo, haciendo su primera aparición en el distrito. Indagando un poco por la red de redes, pude comprobar que hay equipos con el mismo nombre jugando en autonómica y preferente en todas las categorías. ¿Sería alguno de estos equipos semiprofesionales el que se encontraran los Picotas? Una búsqueda un poco más exhaustiva dio como resultado que el año pasado había un C.B. Pozuelo en el distrito de Latina, que quedó octavo en su grupo, así que todos esperábamos que fuera éste y no cualquiera de los otros, el que finalmente compareciera en pista. El aspecto, viendo su calentamiento no era ni de una cosa ni de la otra, pero nunca me gustó prejuzgar a nadie y menos aún por su apariencia.

Por los Picotas, primera convocatoria y primeras bajas: Óscar, que retorna este año después de una temporada en blanco; David Milla, convaleciente aún después de haber expulsado otra megapiedra; y Dani, que causa baja este año por tener otros compromisos, aunque deseamos que esta circunstancia sea pasajera y el año que viene vuelva a su club. Así que, esta vez eran siete los que tenían que dar la talla.

El encuentro comenzó frío, como no podía ser de otra manera, a pesar del calor reinante dentro del pabellón. Pronto se vio que la inactividad pasaba factura y, añadido a los habituales desajustes propios de los inicios de partido, se sumaba la falta de tacto y acoplamiento. La buena noticia es que a los locales les ocurría lo mismo. De modo que vivimos un primer cuarto para el olvido, donde nadie anotó hasta el minuto 5. A partir de esta primera canasta, los Picotas despertaron levemente y le endosaron a su rival un parcial de 0-8, poniendo de manifiesto que C.B. Pozuelo podría sufrir si sus rivales eran capaces de mover bien el balón y corrían un poco.

En el segundo cuarto, los locales apretaron en defensa evitando canastas fáciles y llevando en numerosas ocasiones a la línea de personal a los de amarillo. Este ritmo cansino cortó el conato de despegue y a los de verde les vino bien para tomar un respiro y acercarse en el marcador, que al final de la segunda parte marcaba un preocupante 9-14. Guarismos de un partido mediocre de balonmano.

El contrario daba muestras de poder ser derrotado, pero los Picotas no debían confiarse con una renta tan baja. De modo que la consigna era salir a por todas desde el principio de la segunda parte, intentar abrir brecha a base de contraataques y poder afrontar el último cuarto con mayor tranquilidad. Y así lo aplicaron.

Los ataques se hicieron más fluidos, se produjeron transiciones cada vez que hubo ocasión, entraron varios tiros de media y larga distancia y, poco a poco, la diferencia en el marcador se fue haciendo notable, hasta llegar a la máxima justo al final del cuarto: 17-32. En cuanto la defensa se volvió un poco más activa, todo se hizo más fácil.

Con el encuentro encarrilado, David tenía que marcharse, por lo que los Picotas se quedaban con un único cambio. Sin embargo, los locales aún no habían dicho su última palabra y, sacando fuerzas de no se sabe donde, defendieron en individual a toda pista. Esto, unido con la permisividad arbitral a la hora de enjuiciar los contactos, provocó una serie de pérdidas y canastas fáciles que propiciaron un parcial de 8-0 que los Picotas tuvieron que cortar con un tiempo muerto.

Los de C.B. Pozuelo se habían metido de nuevo en el partido, pero estaba en manos de los Picotas el volverlos a sacar. Un par de canastas de mérito dentro de la zona devolvieron la tranquilidad que supone el sobrepasar la barrera de los 10 puntos de diferencia. Aguantar el ritmo impuesto, para un equipo en la reserva, durante todo el cuarto, era demasiado. A partir de este momento, el partido dejó paso a un bonito intercambio de canastas donde pudimos ver jugadas en las que un pívot se convertía en base, subía el balón desde su canasta hasta la contraria dejando clavados a cuantos defensores salían a su paso, para finalmente asistir en el último momento; pases de 20 metros y triples como respuesta a triples.

El resultado final: C.B. Pozuelo 33 - 45 Picotas. Papeleta solventada con éxito. Primer partido, primera victoria, dudas en el aire, pero ánimos altos. ¿Será ésta la temporada de la consagración de los Picotas en la parte alta de la tabla? 

Lo mejor: comenzar la temporada contra un rival desconocido, después de tanto tiempo de inactividad, nunca es fácil. Mas los Picotas supieron llevarse el partido tirando de oficio y experiencia.

Lo peor: constatar que, un año más, uno de los peores árbitros que han pasado por la liga, continúa haciendo de las suyas por Carabanchel con total impunidad.

La estrella: el juego de equipo. En un partido donde los puntos estuvieron muy repartidos, con todos los integrantes anotando al menos una canasta en juego, algunas figuras destacaron por rachas, pero no hubo nadie que sobresaliera en exceso sobre el resto.

El factor X: en un momento en el que los Picotas sufrían, dos canastas de Inchausti cortaron la sequía anotadora y devolvieron la tranquilidad para encarar la recta final del encuentro con garantías.

Estadísticas:




jueves, 6 de octubre de 2016

Arranca el curso baloncestístico 2016/17

"¿Dónde está la tobillera? Mierda, tendré que jugármela y correr sin ella, espero que no ocurra ningún percance. ¿Tengo que llevar el balón? Pero si está hecho un asco. Bueno, total, si no hace falta, siempre se puede quedar en el coche. Como resbala. Menuda castaña. Voy a hincharlo y así pruebo si funciona bien la bomba. ¡Ostras! ¡Los bidones! Me había olvidado de ellos. Y llevan todo el verano guardados con las babas del último partido. El lavavajillas está vacío, no voy a poner un lavado solo con esto. Bueno, les echo un poco de Fairy y mañana los aclaro. ¿Qué camiseta me pongo? ¿La de Kobe? Está un poco machacada. Mejor la roja que me regaló mi mujer en nuestro aniversario, seguro que alguien hace algún comentario, mis amigos son más frikis que yo si cabe. Está tendida, maldita sea. Bueno, pues esta mismo, que siempre está bien llevar a los Guardian.

Que ganas de que empiece ya esto, leñe. ¿Serán buenos los de mañana? Es en la pista 2, seguro que nos arbitra “alguno de nuestros colegas”. Esperemos que no salga nadie herido. Voy a ponerme dos despertadores, que a veces apago el móvil sin darme cuenta y no me puedo dormir, que somos pocos. Ya queda menos. ¿Se notará mucho el parón? Llevo desde Marzo sin tirar a canasta. Vaya un baloncestista estoy hecho. Tengo que organizarme de alguna forma para sacar tiempo y lanzar unos triples entre semana, pero está todo tan oscuro cuando salgo del curro y si encima llueve, no hay manera. Al final no he escrito nada en el blog. Bueno, la semana que viene, sin falta. Además tendré una crónica que narrar. Las doce y media. Concéntrate en dormir un poco o vas a ir como un zombie. Buenas noches."

¡Hey! Ya estamos aquí de nuevo. Comienza el curso baloncestístico 2016 / 17 y un año más, los Picotas se juntan para dar guerra y sembrar la discordia en los Juegos Municipales. A pesar de que cada año asoma el runrún de cambio de distrito, al final lo que mejor nos viene a la mayoría es seguir donde estamos haciendo lo que hacemos. Así que de nuevo toca verse las caras con viejos conocidos. En algunos casos el reencuentro será feliz, en otros no tanto. Pero lo importante es que a pesar de que cada vez, uno se va sintiendo un poco más viejo, aún nos queda ánimo para seguir dando la lata con nuestro juego anárquico y nuestras ganas de poner patas arriba la competición.

Esta nueva temporada que dio comienzo el pasado domingo -cada año empezamos antes, así no hay quien coja forma- nos depara algunas sorpresas. A primera vista, cuatro equipos de los nueve que hubo, se han quedado fuera -Muñones, Chosen, Picapiedra y Cheerleaders, que os vaya bien allá donde estéis-, dejando paso a cinco desconocidos, de los cuales hablaré según vayan sucediéndose los cruces.

Espero vuestra participación, así que no dejéis de seguir este blog. Ya sabéis que tenéis multitud de canales (Facebook, Twitter, correo electrónico, comentarios en el blog...) para expresar vuestra opinión, sugerir ideas o pedir ayuda si no podéis ver algún contenido. En lo que pueda, estoy a vuestra disposición.

Que empiece el espectáculo.

domingo, 13 de marzo de 2016

Crónica Jornada 17: Picotas 50 - 43 Carabanchel Bobcats

Los mismos seis valientes que derrotaron a Basket Botellin y aplastaron a Picapiedra, se dieron cita de nuevo para entrar en la historia de los Picotas y continuar con esta racha victoriosa, demostrando que el buen juego desplegado anteriormente no era un espejismo.

La misión no era sencilla. Carabanchel Bobcats llegaba a esta cita habiendo perdido únicamente contra Old Chosen en ambos partidos, por lo que el dos en su casillero de derrotas auguraba un partido difícil. Además, diversas rencillas adquiridas en la primera vuelta, otorgaban un plus de competitividad a este encuentro.

La consigna para no tener que ir a remolque era empezar concentrados desde el primer minuto. Y aunque el calentamiento tampoco fue nada del otro mundo, la defensa 3-2 propuesta desarboló el ataque de Bobcats, que pronto pudo comprobar que esto iba en serio, tras perder varios balones y recibir sendos contraataques que rápidamente pusieron el marcador 5-0 y más tarde 11-4 para terminar el cuarto con un triple que dejaba el resultado en 14-6 y buenas sensaciones.

Durante el segundo cuarto la tónica se mantuvo. El partido se hizo más lento y a los Picotas les costó más anotar, pero los Bobcats tampoco eran capaces de encontrar el hueco en posesiones eternas más allá de los 24 segundos. Así que en el intercambio de canastas, los de amarillo se llevaron el gato al agua dejando el marcador en 25-14 al final de la primera parte. Proyección de 50 y buen juego de equipo, no se podía pedir más.

Sin embargo el panorama se iba a complicar nada más empezar el tercer cuarto, tras un triple y una jugada de 3+1 en una posesión desquiciante de más de 40 segundos, que acercaba a los Bobcats a sólo dos puntos en un parcial de 8-0 que obligó a los visitantes a pedir un tiempo muerto.

Era necesario relajarse, tomar aire y volver a la senda marcada en los dos cuartos anteriores. En un arreón final, los Picotas recuperaron sensaciones poniendo el marcador en 36-29.

En el último cuarto los locales cometieron muchas faltas de tiro al inicio, lo que llevó a los de blanco a la línea de 4,70 con frecuencia. Por suerte, no fue su día desde los libres y por cada uno que fallaban, eran castigados con una canasta de dos o de tres. Con esta dinámica, los minutos fueron pasando dejando rachas de buen juego, con un acertado balance entre el juego interior y el exterior. Todo el mundo aportaba, todos lanzaban con confianza, sin temor, y esto se tradujo en que la defensa de Bobcats no era capaz de detener el buen hacer de los áureos.

Los Picotas encaraban el final del partido habiendo obtenido la máxima renta en el marcador, 50-37. Un par de triples a la desesperada, uno de ellos con falta recibida, el otro con falta sancionada, no eran suficientes para que a nuestros héroes se les escapase la victoria, pues además el hecho de haber recibido solo una falta, esta vez fue una ventaja, y cuando los Bobcats consiguieron parar el crono, éste casi se había acabado.

El marcador final fue Picotas 50 - 43 Carabanchel Bobcats. Otra victoria en el casillero. Sexta en siete partidos disputados esta segunda vuelta. Los Picotas vuelven a estar donde se merecen. No en la tabla, pues ya no hay posibilidad de mejorar o empeorar pase lo que pase, pero sí en lo que a respeto se refiere.

Hace unos cuantos años, demasiados ya, maldita sea cómo pasa el tiempo, unos imberbes Picotas Boys derrotaban a los primeros en la clasificación e invatidos CB Pradera en un partido que quedó grabado en la memoria de los que allí estuvimos. ¿Habrán vuelto aquellos Picotas de los partidos épicos y las gestas imposibles o serán solo ilusiones paranoicas de un pobre narrador de historias con nostalgia? 

Lo mejor: todos y cada uno de los integrantes del equipo se han convertido en una amenaza para los rivales. Cualquiera puede anotar desde 4-5 metros, lo que obliga a las defensas a estar muy encima, algo a lo que no están acostumbradas y para lo que hay que tener físico y hacer un gran esfuerzo. Prueba de ello es que todos anotaron alguna canasta en juego.

Lo peor: que otro partido más, el tercero seguido, sólo acudieran los seis integrantes habituales de la plantilla y que por diversas circunstancias, el resto no pudiera celebrar esta victoria como se merecía.

La estrella: Antonio se mostró dominante en ambos tableros. Capturando rebotes importantes y anotando con facilidad tras fabricarse sus propios tiros cercanos y de media distancia. Un partido completo.

El factor X: Sergio quiso sumarse a la fiesta, encarando el aro con confianza y anotando tiros de larga distancia con buenos porcentajes, algunos de ellos en momentos cruciales, además de partirse el cobre en defensa contra el número 7, que en esta ocasión no anotó ninguno de sus ganchos a tabla.

Estadísticas:


sábado, 12 de marzo de 2016

Crónica Jornada 16: Los Picapiedra 31 - 65 Picotas

Tras el subidon alcanzado la semana pasada con la victoria sobre Basket Botellin, subidon anímico, porque en la clasificación todo sigue igual, los Picotas debían refrendar el buen juego desplegado en la jornada anterior contra un equipo de la parte baja de la tabla, pero que siempre consigue poner en apuros a los de amarillo e incluso, en alguna ocasión, se han llevado la derrota. Para ello contaban en sus filas con los mismos seis valientes que ahora que termina la temporada, están cogiendo el tono, la compenetración y la confianza para hacer bien las cosas y divertirse en el intento.

Colo suele suceder, nada más terminar el partido de las nueve y casi dándole la documentación a la mesa, el árbitro pitó 3 minutos, así que habiendo tirado un par de veces a canasta y sin haber calentado nada, los Picotas salieron fríos y tardaron cuatro minutos en anotar la primera canasta en juego. A mitad del cuarto Picapiedra ya ganaba 9-2, así que los Picotas pidieron un tiempo muerto para aclarar las ideas y eliminar el letargo en el que estaban sumidos. 

A la vuelta, a base de defender mejor y salir corriendo en vertiginosas transiciones, les endosaron un parcial de 0-11 en tres minutos, dejando claro que no estaban dispuestos a tirar el partido tan pronto y que la caraja inicial era más problema del frío que del juego. 

Al comienzo del segundo cuarto la distancia se hizo aún mayor y del 9-13 se pasó al 9-18. A partir de ese momento, el ritmo se hizo más lento y las jugadas comenzaron a espesarse merced a la permisividad arbitral. Los Picotas se descentraron y las ayudas en defensa se diluyeron aumentando la posibilidad de encontrar espacios, y a consecuencia de esto, el 19 anotó dos jugadas consecutivas de 2+1 que dejaron el partido de nuevo abierto y el marcador en 18-20. Injusto castigo para unos Picotas desubicados, que una vez más tenían que ponerse el mono de trabajo para solventar con éxito este reto.

El tercer cuarto comenzó con el empate, pero ahí acabó el bagaje de los locales, porque fue en este punto cuando los Picotas desplegaron su mejor juego. Un compendio de defensa, rebote, transición, movimiento, juego interior y tiro exterior como hacía tiempo no se veía en este equipo. Sobre todo, esa palabra es la más importante, EQUIPO. Todos aportaron con sacrificio y esfuerzo y fruto de ello, endosaron un parcial demoledor de 0-18 en ocho minutos que ponía el punto final al partido cuando aún no había terminado ni el tercer cuarto. 25-42 fue el resultado.

Pero aún quedaba por ver si, como ocurriera en el pasado, los Picotas se dejaban llevar sesteando por la cancha durante el último periodo, permitiendo la remontada y dejando un mal sabor de boca, o bien si conseguirían mantener la distancia o incluso aumentarla.

Pronto hubo un catalizador que hizo que el partido se descontrolara y apareciese la furia picotil. Un jugador de Picapiedra se transmutó en Kevin garnett y celebró un tapón sencillo como si con él hubiera dado la vuelta al marcador. Acto seguido, fue objeto de una falta y venido a más como estaba, sintiéndose intocable, a pesar de haberse sancionado la falta, lanzó el balón con furia hacia la grada, impactando en la zona donde se encontraba el pequeño Adrián con su madre y nuestra fiel talismán Violeta. Os podéis imaginar que la reacción de todos fue inmediata y aunque el susodicho pidió perdon en cuanto se dio cuenta de lo que podía haber ocurrido, insistió en que los espectadores no debían estar en las gradas (¿dónde entonces, en la cancha?). El daño estaba hecho. Los Picotas, espoleados por esta circunstancia, no permitieron que ningún Picapiedra volviera a anotar en lo que quedaba de cuarto. Siete minutos eternos en los que se sucedieron toda una serie de robos de balón, contraataques de uno contra nadie, triples, asistencias, alley hops y demás jugadas que hicieron las delicias del respetable y aumentaron la ventaja para dejar un resultado final de Picapiedra 31 -  65 Picotas.

Lo mejor: La labor de equipo y la entrega que mantuvieron contante durante todo el encuentro para llevarse la victoria alcanzando unos nada desdeñables 65 puntos y una ventaja de 34.

Lo peor: Que por una jugada absurda pudo ocurrir un accidente más grave como ya se ha explicado durante la crónica.

La estrella: Una vez más, David fue el jugador más destacado aportando 26 puntos y contagiando ese nivel al resto de sus compañeros. Hizo y deshizo a su antojo sin encontrar oposición en el bando rival.

El factor X: El resto del equipo, cada uno de forma individual aportó su granito de arena para el bien colectivo.

Estadísticas:














domingo, 28 de febrero de 2016

Crónica Jornada 14: Basket Botellín 42 - 43 Picotas

Hay veces en las que los astros se alían y un golpe de suerte te da la victoria o te condena a la derrota. Hay veces en las que una jugada puede hacer que un partido horrendo se convierta en triunfo o te tire por la borda todo el trabajo hecho durante 40 minutos. Hay veces en las que da igual lo que hagas, no tienes posibilidad de llevarte el partido. Pero esta jornada no encaja dentro de ninguno de esos casos. Esta vez los Picotas hicieron lo que debían hacer para ganar el partido. Cuando te esfuerzas y pones atención y ganas, los tiros terminan entrando, porque el empuje con el que actúas hace que aumente la concentración y mejores en todas las facetas.

La tarea de derrotar al segundo clasificado (aunque empatado con las mismas derrotas con el primero y el tercero en aquel momento) podría parecer una utopía, pero los Picotas venían desplegando últimamente un juego más acorde al nivel que se les presupone, haciendo lo que saben, sin especular, sin miedo, con confianza. Y la dinámica les permitía soñar con una victoria muy deseada después de la abultada derrota sufrida en la primera vuelta, a pesar de las buenas sensaciones que dejaron, y que puedes volver a leer en este enlace.

Además, tenían la lección bien aprendida. Sabían quién era el más peligroso de los de gris, quién lleva la batuta y hace que todo el equipo se mueva. Así que desde el primer minuto acordaron hacer una defensa mixta, con cuatro hombres en zona formando una caja y uno en individual persiguiendo al 10.

El partido no comenzó bien. Los Picotas, como viene siendo habitual tras los 5 minutos de "no-calentamiento", salieron fríos, y el parcial de 8-0 que recibieron no auguraba nada bueno. Pero la defensa al 10 comenzaba a dar sus frutos. Se le veía incómodo, sin saber cómo deshacerse del marcaje de David, poco acostumbrado a tener que correr más de la cuenta para recibir el balón, y dejar que fueran otros los que subiesen la bola. Prueba de ello es que no fue hasta el segundo cuarto cuando consiguió su primera canasta en juego. Algo poco habitual. Precisamente ésa es una de las claves que deberían aprovechar con más frecuencia los Picotas. Salirse de lo habitual, buscar otras alternativas que sorprendan a los rivales, escapar de la zona pachanguera que hace que todo el mundo se deje llevar a donde sople el viento ese día. Como cuando hacían la presión a toda cancha, o defendían en individual.

A pesar de algunas pérdidas innecesarias durante el inicio del segundo cuarto y con 19-11 en el marcador, los de amarillo se pusieron las pilas y fueron capaces de dejar a Basket Botellín sin anotar durante seis minutos, lo que les sirvió para acercarse en el marcador lo suficiente como para hacer dudar a los locales, que seguían enfrascados en peleas internas contra el árbitro, como suele ocurrir habitualmente con este equipo, solo que esta vez la presión la tenían ellos y no el colegiado.

Los Picotas desaprovecharon unos tiros libres que les hubieran puesto por delante en el luminoso, pero una última canasta del 16 antes del pitido final dejaba el resultado en 21-17 al término de la primera parte.

Ya en el tercer cuarto, Basket Botellín se volvía a poner ocho arriba, distancia psicológica que no pudieron superar en todo el partido, acicate de unos Picotas que una vez más, con tres triples en sendas jugadas, echaban el aliento en el cogote de unos jugadores sin rumbo y poco acostumbrados a tener que sacarse las castañas del fuego sin poder aprovechar los espacios que deja el 10. En el último minuto del cuarto, los Picotas completaron la remontada y se pusieron por delante en el marcador por primera vez en el partido, pero un triple de los de gris dejó el resultado al final en 31-29.

Viendo la evolución de los resultados parciales (6-4-2), parecía que el partido estaba avocado a la prórroga. Los áureos se ponían de nuevo por delante merced al sexto triple de la mañana, pero Basket Botellín se ponía las pilas y conseguía una mínima ventaja de 4 puntos, que rápidamente era replicada. En un minuto de infarto, los Picotas, con dos canastas y un dos más uno, endosaban un parcial de 0-7 que les otorgaba una ventaja de cinco puntos que parecía definitiva. Pero los de gris aún no iban a tirar la toalla y el número 10, con algo de suerte, anotaba un triple y en el siguiente ataque recibía una dudosa falta, más actuada que real, que le daba la oportunidad de igualar el encuentro, mas falló el primer tiro libre, dejando el marcador en 42-43, que a la postre, sería definitivo.

Quedaban 15 segundos y los Picotas sacaban desde el otro campo después de pedir un tiempo muerto. Aún no estaban en bonus, lo que les daba ventaja en estos instantes finales. Los locales faltas rápidas, llevándoles a la línea de tiros libres. No entró ninguno pero el rebote fue capturado de nuevo por los Picotas, que una vez más regresaban a la fatídica línea de 4,70. Tampoco entró ninguno de los dos y en esta ocasión el balón llegó a Basket Botellín. El base subió la bola rápidamente, buscando una jugada de dos que le diera la victoria, pero fue bien defendido, escorándole hacia la banda, hasta que con un providencial robo, los Picotas recuperaban la posesión y con ella, aseguraban la vitoria ante unos impotentes jugadores que achacaban toda la culpa a la actuación del árbitro, cuando, a mi juicio, la clave estuvo en el bloqueo mental provocado al conseguir frenar a su jugador franquicia.

Una trabajada victoria que quedará guardada en la memoria como uno de esos días en los que merece la pena levantarse de la cama, y de la cual nos hacemos eco en este espacio para el recuerdo.

Incidencias: Los jugadores de Basket Botellín protestaron todo el partido por la actuación arbitral, como ocurre habitualmente, pero esta vez no les sirvió de mucho. Los Picotas supieron adaptarse mejor al criterio cambiante de este árbitro y sobre todo no se descentraron cuando las decisiones dudosas cayeron en su contra. No obstante, considero que en esta ocasión el arbitraje fue bastante correcto, sin complicarse la vida.

Lo mejor: Sin duda alguna, la defensa en general, siempre atentos, con ayudas en todos los sitios, llegando a los tiros, hablando, compenetrándose. También se podría destacar el buen juego colectivo, pero creo que es más consecuencia de lo primero.

Lo peor: De nuevo, las pérdidas fueron un lastre en algunos momentos del encuentro, cuando los Picotas no eran capaces de acabar una jugada con un tiro durante demasiados minutos. Tampoco fue el día de los tiros libres, con 14 errados.

La estrella: Una vez más, David destacó por encima del resto, incansable, jugando el partido completo secando al 10 sin cargarse de faltas, pero además desbordando en ataque, doblando el balón buscando al compañero mejor posicionado, asumiendo la responsabilidad cuando la situación lo requería y sobre todo, por ese robo al final que les dio la victoria. Partido muy completo demostrando que no todo es anotación en el baloncesto.

El factor X: Me vais a permitir, sin que sirva de precedente y a pesar de pecar de falta de modestia, que por esta vez, incluya a un servidor como factor X, por haber contribuido a la victoria con acierto desde la línea de tres y por la movilidad generadora de espacios y descolocadora de la defensa rival.
Un buen complemento (a pesar de los tiros libres errados al final) como punta de lanza de la gran labor de todo el equipo.

Estadísticas:

JUGADORES
PUNTOS
TRIPLES
TLA
TLI
%TL
FALTAS
2. Dani






4. Inchausti






5. David G.
14
1
3
7
42,86
2
8. Jesús






10. Enrique
3
0
1
4
25,00
1
11. Alberto
16
4
0
4
0,00
2
15. Sergio
0
0
0
0
0,00
5
16. Antonio
7
0
1
4
25,00
3
31. David M.
3
1
0
0
0,00
3
33. Óscar






Total
43
6
5
19
26,32
16

NOTA: Aunque estas son las estadísticas que aparecen en el acta, creo recordar que Enrique metió un triple y Alberto tres, pero también recuerdo que Alberto anotó una canasta de dos en la primera mitad que no figura en el acta. Como no es posible recordar todas las estadísticas, y realmente no valen para nada, nos tenemos que fiar del buen hacer de los anotadores, que cometen fallos como todos los humanos. Dejo a continuación imagen del acta, por si alguien desea revisar algún dato.



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1. David "Ame" Milla 2. Daniel "Pitufo Gruñón" Moreno 4. José "Papadopoulos" Inchausti 5. David "Truchón" Gonzalo 8. Jesús "Cullen" Camara 10. Enrique "Padre Benito" Martín 11. Alberto "Hilo de seda" Muñiz 15. Sergio "El Espigado" Milla 16. Antonio "Juan Palomo" Lora 24. Alberto "Modosito" Arrojo 33. Óscar "El Padrino" Antón