sábado, 21 de enero de 2017

Crónica jornada 8: Power Rangers 31 - 60 Picotas

Victoria contundente la que consiguieron los Picotas esta semana, frente a sus antagonistas Power Rangers, en un partido de guante blanco en el que, a diferencia de otros años, discurrió por los cauces de la deportividad y el juego limpio. Pudo influir en este hecho que no estuvieran algunos de los jugadores más conflictivos, o que al final de la primera parte el partido estuviera prácticamente sentenciado. Lo importante es que se pasó un rato agradable y entretenido y no hubo lesionados.

Las continuas lluvias presagiaban problemas con las goteras, como en semanas anteriores, pero esta vez sólo la pista 3 presentaba mal aspecto. ¿Habrán hecho algo en el tejado por fin o fue simple casualidad? Con las ausencias de Inchausti y Enrique, y la presencia de Antonio mermada después de superar un proceso vírico, el juego interior de los Picotas se encontraba bajo mínimos.

Pronto se vio que esto no iba a suponer un problema. El juego exterior funcionaba a buen ritmo, mientras que la defensa no sufría demasiado ante la ausencia de un pivot claro en Power Rangers. El juego discurría veloz y los Picotas sacaron beneficio de esta circunstancia, realizando buenas transiciones y ampliando la ventaja en pequeños parciales de cuatro o seis a cero. Si hay que poner algún pero a este primer cuarto fue que el quinteto en pista se olvidó de cerrar el rebote y fueron bastantes los rechaces en ataque que capturaron los de negro. El marcador al final del cuarto fue 17-6.

El parcial abierto aumentó hasta el 21-6 en el inicio del segundo cuarto. La defensa de Power Rangers estaba muy cerrada, pero el buen movimiento de balón de Picotas y la ausencia de los continuos agarrones y codazos que solían caracterizarla, permitieron que la brecha siguiera creciendo durante todo el cuarto. Fueron los mejores momentos de los Picotas, realizando jugadas de bella factura, encontrando siempre al jugador desmarcado. En defensa, no obstante, seguía habiendo despistes en el rebote y Power Rangers conseguía anotar en segundas opciones o remontando la línea de fondo. A pesar de estos pequeños detalles, el marcador se disparó hasta un magnífico 35 - 13 al final de la primera parte.

Con el trabajo hecho, los Picotas podían afrontar la segunda parte más relajados, pero ya sabemos que cuando eso ocurre, las cosas suelen complicárseles, así que la consigna esta vez era seguir del mismo modo, con buena intensidad defensiva y correr todo lo que se pudiera para continuar aumentando la ventaja. Esta forma de jugar dio sus frutos durante los primeros cuatro minutos, donde se alcanzó el 45 - 15. Sin embargo, este intento de contraatacar a cualquier precio desembocó en un correcalles sin sentido donde las pérdidas de balón fueron la tónica. Los Picotas solo anotaron una canasta durante los 8 minutos restantes y se tiró por la borda una pequeña parte del trabajo realizado. El marcador se quedó en 47-21.

Mas el ideario de los de amarillo siempre ha sido el que mejores resultados les ha dado, y renunciar a ellos es acabar con la identidad del equipo, de modo que, intentando poner más cuidado con las pérdidas, los Picotas querían seguir corriendo hasta que el cuerpo aguantase. Y aguantó el cuarto entero, pudiendo disfrutar de unos cuantos contraataques más.

Como el partido estaba sentenciado desde hacía bastante tiempo, el árbitro, en su afán de hacer el juego más dinámico, dejó sin sancionar algunas infracciones menores que, si bien no llevan a ninguna parte en lo que a la victoria o derrota se refiere, pueden afectar al average general al final de temporada e impiden redondear el resultado, como en la última acción del partido, en la que no pitó unos pasos clarísimos, permitiendo que Power Rangers anotase la canasta que suponía bajar de la treintena de diferencia y dejar el marcador final en Picotas 60 - 31 Power Rangers.

Lo mejor: recuperar, a ratos, un movimiento de balón fluido produciendo jugadas efectivas y de bella factura.

Lo peor: confundir velocidad con impaciencia, lo que conlleva aumentar el número de pérdidas.

El factor X: David Milla se mostró muy efectivo en el tiro exterior, obligando a la defensa a abrirse ante la amenaza de larga distancia.

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Crónica jornada 7: Quinto cuarto 18 - 39 Picotas

Nuevo rival y nueva victoria. Los Picotas mantienen la racha de victorias y la segunda plaza virtual en la clasificación a la espera de que la organización se decida a computar de una vez el partido aplazado que disputaron hace tres semanas.

Quinto cuarto es un atípico equipo formado por un numeroso grupo de jugadores, más propio de la categoría de veteranos (en la que, legalmente, ya podríamos apuntarnos, no es coña) por la aparente edad de algunos de sus integrantes. Ojo, no se me entienda mal, no lo estoy diciendo ni como mofa ni despectivamente, solo trato de constatar un hecho.

Los resultados no les han acompañado en las jornadas que llevamos disputadas, ocupando las posiciones bajas de la tabla, pero nunca hay que subestimar al rival, esa lección está muy bien aprendida a sangre y fuego.

El partido comenzó… la verdad es que no lo sé porque ya se había terminado el primer cuarto cuando pude llegar. No obstante, lo que alcancé a ver no me inspiró muchas ganas de cambiarme. Una toalla tapaba una parte de la cancha, supongo que para evitar un accidente a causa de las goteras, aunque pisar una toalla me parece más peligroso que un poco de agua. En la parte arbitral, otra vez nuestro amigo Valverde, tercera de 7 partidos, casi la mitad. Lío garantizado. Finalmente, caras largas de nuestros ídolos al dirigirse al banquillo. 7-9 en el marcador y las advertencias de que éste iba a ser un partido molesto. Quinto cuarto se empleaba con dureza.

Ya en el segundo cuarto, la defensa mejoró considerablemente y Quinto Cuarto encontró muchas dificultades para anotar. De hecho, no consiguió anotar ningún punto en todo el cuarto, algo que, no recuerdo, hubiera sucedido desde que redacto estas crónicas. Esta mejora en la actitud permitió a los Picotas correr y la diferencia en el marcador fue aumentando hasta el 7-21 al final de la primera parte. Distancia cómoda y la posibilidad de afrontar la segunda parte de forma más relajada.

Pero hay que diferenciar entre relajar la tensión y relajarse en general. Lo primero se debe hacer cuando las cosas no van fluidas, la muñeca se agarrota o se pierden balones absurdos por falta de concentración. Lo segundo no debe hacerse hasta que termina el partido. Sin embargo, la línea que separa lo uno de lo otro es muy fina, y uno tiende más a lo fácil, que es lo segundo, que a lo difícil. Y cuando esto sucede, corres el riesgo de que el rival se vuelva a meter en el partido.

Esto pareció suceder durante los tres primeros minutos, tras el "no-descanso", donde Quinto Cuarto se encontró con una defensa blanda que permitió tiros cómodos desde dentro de la zona. El pequeño arreón pareció imbuirles de un ánimo exagerado, empleándose con mayor dureza. Pero fue un espejismo. Quinto cuarto no volvió a anotar un solo punto en todo el periodo, y los Picotas fueron poco a poco recobrando la compostura para llegar al 11-30, en un tiempo que transcurrió a toda velocidad, como venía siendo la tónica en la mañana.

En el último periodo volvió a hacerse patente la facilidad con la que este árbitro pita técnicas hacia el lado amarillo y sólo advierte hacia el otro. En la enésima vez que un jugador de Picotas era empujado con los brazos de forma ilegal en la pugna por un rebote, éste se revolvió y retornó la ofensa con la misma moneda, pero de frente. La acción, merecedora de técnica para un ojo despistado que no hubiera visto la jugada (y las anteriores) al completo, terminó en eso, y el agua no llegó a mayores. Sin embargo, en un lance posterior, el mismo jugador de Quinto cuarto involucrado en la trifulca, fue advertido con que a la siguiente falta violenta que realizara, sería sancionado con antideportiva. ¿Desde cuando es necesario advertir de una falta antideportiva? O sea, si uno se va solo y yo corto el contraataque agarrando de la camiseta a mi rival, ¿puedo exigir que, como es la primera, no sea antideportiva y solo me adviertan?

La técnica fue replicada con un dos más uno, un triple y una canasta en apenas dos minutos, que finiquitaron el partido, convirtiendo el final en un trámite y dejando el resultado en un mejorable Quinto cuarto 18 - 39 Picotas.

Lo mejor: acabar el partido enteros, sin ningún lesionado, se puede considerar todo un logro.

Lo peor: que algún jugador de Quinto cuarto se empleara con excesiva dureza cuando ya perdían de 20 y ninguna fuera sancionada correctamente.

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