domingo, 13 de marzo de 2016

Crónica Jornada 17: Picotas 50 - 43 Carabanchel Bobcats

Los mismos seis valientes que derrotaron a Basket Botellin y aplastaron a Picapiedra, se dieron cita de nuevo para entrar en la historia de los Picotas y continuar con esta racha victoriosa, demostrando que el buen juego desplegado anteriormente no era un espejismo.

La misión no era sencilla. Carabanchel Bobcats llegaba a esta cita habiendo perdido únicamente contra Old Chosen en ambos partidos, por lo que el dos en su casillero de derrotas auguraba un partido difícil. Además, diversas rencillas adquiridas en la primera vuelta, otorgaban un plus de competitividad a este encuentro.

La consigna para no tener que ir a remolque era empezar concentrados desde el primer minuto. Y aunque el calentamiento tampoco fue nada del otro mundo, la defensa 3-2 propuesta desarboló el ataque de Bobcats, que pronto pudo comprobar que esto iba en serio, tras perder varios balones y recibir sendos contraataques que rápidamente pusieron el marcador 5-0 y más tarde 11-4 para terminar el cuarto con un triple que dejaba el resultado en 14-6 y buenas sensaciones.

Durante el segundo cuarto la tónica se mantuvo. El partido se hizo más lento y a los Picotas les costó más anotar, pero los Bobcats tampoco eran capaces de encontrar el hueco en posesiones eternas más allá de los 24 segundos. Así que en el intercambio de canastas, los de amarillo se llevaron el gato al agua dejando el marcador en 25-14 al final de la primera parte. Proyección de 50 y buen juego de equipo, no se podía pedir más.

Sin embargo el panorama se iba a complicar nada más empezar el tercer cuarto, tras un triple y una jugada de 3+1 en una posesión desquiciante de más de 40 segundos, que acercaba a los Bobcats a sólo dos puntos en un parcial de 8-0 que obligó a los visitantes a pedir un tiempo muerto.

Era necesario relajarse, tomar aire y volver a la senda marcada en los dos cuartos anteriores. En un arreón final, los Picotas recuperaron sensaciones poniendo el marcador en 36-29.

En el último cuarto los locales cometieron muchas faltas de tiro al inicio, lo que llevó a los de blanco a la línea de 4,70 con frecuencia. Por suerte, no fue su día desde los libres y por cada uno que fallaban, eran castigados con una canasta de dos o de tres. Con esta dinámica, los minutos fueron pasando dejando rachas de buen juego, con un acertado balance entre el juego interior y el exterior. Todo el mundo aportaba, todos lanzaban con confianza, sin temor, y esto se tradujo en que la defensa de Bobcats no era capaz de detener el buen hacer de los áureos.

Los Picotas encaraban el final del partido habiendo obtenido la máxima renta en el marcador, 50-37. Un par de triples a la desesperada, uno de ellos con falta recibida, el otro con falta sancionada, no eran suficientes para que a nuestros héroes se les escapase la victoria, pues además el hecho de haber recibido solo una falta, esta vez fue una ventaja, y cuando los Bobcats consiguieron parar el crono, éste casi se había acabado.

El marcador final fue Picotas 50 - 43 Carabanchel Bobcats. Otra victoria en el casillero. Sexta en siete partidos disputados esta segunda vuelta. Los Picotas vuelven a estar donde se merecen. No en la tabla, pues ya no hay posibilidad de mejorar o empeorar pase lo que pase, pero sí en lo que a respeto se refiere.

Hace unos cuantos años, demasiados ya, maldita sea cómo pasa el tiempo, unos imberbes Picotas Boys derrotaban a los primeros en la clasificación e invatidos CB Pradera en un partido que quedó grabado en la memoria de los que allí estuvimos. ¿Habrán vuelto aquellos Picotas de los partidos épicos y las gestas imposibles o serán solo ilusiones paranoicas de un pobre narrador de historias con nostalgia? 

Lo mejor: todos y cada uno de los integrantes del equipo se han convertido en una amenaza para los rivales. Cualquiera puede anotar desde 4-5 metros, lo que obliga a las defensas a estar muy encima, algo a lo que no están acostumbradas y para lo que hay que tener físico y hacer un gran esfuerzo. Prueba de ello es que todos anotaron alguna canasta en juego.

Lo peor: que otro partido más, el tercero seguido, sólo acudieran los seis integrantes habituales de la plantilla y que por diversas circunstancias, el resto no pudiera celebrar esta victoria como se merecía.

La estrella: Antonio se mostró dominante en ambos tableros. Capturando rebotes importantes y anotando con facilidad tras fabricarse sus propios tiros cercanos y de media distancia. Un partido completo.

El factor X: Sergio quiso sumarse a la fiesta, encarando el aro con confianza y anotando tiros de larga distancia con buenos porcentajes, algunos de ellos en momentos cruciales, además de partirse el cobre en defensa contra el número 7, que en esta ocasión no anotó ninguno de sus ganchos a tabla.

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sábado, 12 de marzo de 2016

Crónica Jornada 16: Los Picapiedra 31 - 65 Picotas

Tras el subidon alcanzado la semana pasada con la victoria sobre Basket Botellin, subidon anímico, porque en la clasificación todo sigue igual, los Picotas debían refrendar el buen juego desplegado en la jornada anterior contra un equipo de la parte baja de la tabla, pero que siempre consigue poner en apuros a los de amarillo e incluso, en alguna ocasión, se han llevado la derrota. Para ello contaban en sus filas con los mismos seis valientes que ahora que termina la temporada, están cogiendo el tono, la compenetración y la confianza para hacer bien las cosas y divertirse en el intento.

Colo suele suceder, nada más terminar el partido de las nueve y casi dándole la documentación a la mesa, el árbitro pitó 3 minutos, así que habiendo tirado un par de veces a canasta y sin haber calentado nada, los Picotas salieron fríos y tardaron cuatro minutos en anotar la primera canasta en juego. A mitad del cuarto Picapiedra ya ganaba 9-2, así que los Picotas pidieron un tiempo muerto para aclarar las ideas y eliminar el letargo en el que estaban sumidos. 

A la vuelta, a base de defender mejor y salir corriendo en vertiginosas transiciones, les endosaron un parcial de 0-11 en tres minutos, dejando claro que no estaban dispuestos a tirar el partido tan pronto y que la caraja inicial era más problema del frío que del juego. 

Al comienzo del segundo cuarto la distancia se hizo aún mayor y del 9-13 se pasó al 9-18. A partir de ese momento, el ritmo se hizo más lento y las jugadas comenzaron a espesarse merced a la permisividad arbitral. Los Picotas se descentraron y las ayudas en defensa se diluyeron aumentando la posibilidad de encontrar espacios, y a consecuencia de esto, el 19 anotó dos jugadas consecutivas de 2+1 que dejaron el partido de nuevo abierto y el marcador en 18-20. Injusto castigo para unos Picotas desubicados, que una vez más tenían que ponerse el mono de trabajo para solventar con éxito este reto.

El tercer cuarto comenzó con el empate, pero ahí acabó el bagaje de los locales, porque fue en este punto cuando los Picotas desplegaron su mejor juego. Un compendio de defensa, rebote, transición, movimiento, juego interior y tiro exterior como hacía tiempo no se veía en este equipo. Sobre todo, esa palabra es la más importante, EQUIPO. Todos aportaron con sacrificio y esfuerzo y fruto de ello, endosaron un parcial demoledor de 0-18 en ocho minutos que ponía el punto final al partido cuando aún no había terminado ni el tercer cuarto. 25-42 fue el resultado.

Pero aún quedaba por ver si, como ocurriera en el pasado, los Picotas se dejaban llevar sesteando por la cancha durante el último periodo, permitiendo la remontada y dejando un mal sabor de boca, o bien si conseguirían mantener la distancia o incluso aumentarla.

Pronto hubo un catalizador que hizo que el partido se descontrolara y apareciese la furia picotil. Un jugador de Picapiedra se transmutó en Kevin garnett y celebró un tapón sencillo como si con él hubiera dado la vuelta al marcador. Acto seguido, fue objeto de una falta y venido a más como estaba, sintiéndose intocable, a pesar de haberse sancionado la falta, lanzó el balón con furia hacia la grada, impactando en la zona donde se encontraba el pequeño Adrián con su madre y nuestra fiel talismán Violeta. Os podéis imaginar que la reacción de todos fue inmediata y aunque el susodicho pidió perdon en cuanto se dio cuenta de lo que podía haber ocurrido, insistió en que los espectadores no debían estar en las gradas (¿dónde entonces, en la cancha?). El daño estaba hecho. Los Picotas, espoleados por esta circunstancia, no permitieron que ningún Picapiedra volviera a anotar en lo que quedaba de cuarto. Siete minutos eternos en los que se sucedieron toda una serie de robos de balón, contraataques de uno contra nadie, triples, asistencias, alley hops y demás jugadas que hicieron las delicias del respetable y aumentaron la ventaja para dejar un resultado final de Picapiedra 31 -  65 Picotas.

Lo mejor: La labor de equipo y la entrega que mantuvieron contante durante todo el encuentro para llevarse la victoria alcanzando unos nada desdeñables 65 puntos y una ventaja de 34.

Lo peor: Que por una jugada absurda pudo ocurrir un accidente más grave como ya se ha explicado durante la crónica.

La estrella: Una vez más, David fue el jugador más destacado aportando 26 puntos y contagiando ese nivel al resto de sus compañeros. Hizo y deshizo a su antojo sin encontrar oposición en el bando rival.

El factor X: El resto del equipo, cada uno de forma individual aportó su granito de arena para el bien colectivo.

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