Los Fenómenos hicieron honor a su nombre y derrotaron sin paliativos a unos cariacontecidos Picotas, que sólo aguantaron el ritmo de sus rivales un tiempo, lo que les duró el físico antes del colapso.
El partido comenzó frío, solidarizándose con un pabellón esta vez con temperatura bajo cero en lugar de goteras, para hacernos retroceder a la infancia cuando jugábamos en los patios de los colegios; y el 12 en dos rápidos contraataques, anotaba sin oposición. Alberto, ejerciendo las veces de base en el inicio ante la ausencia de Dani, encontraba un pasillo en el centro de la zona para encestar. Pasaban los minutos y el juego empeoraba. Si alguien hubiera pagado por ver este encuentro, probablemente hubiera exigido que le devolvieran el dinero.
Inchausti conseguía dos canastas desde dentro de la zona, aprovechando su mayor envergadura, circunstancia que cambiaría drásticamente cuando a pocos minutos para finalizar el tedioso cuarto, hicieron aparición en el parquet tres jugadores de Fenómenos que iban a cambiar el curso del partido (45 puntos de los 58 del equipo). El primero probablemente sea el pívot más alto y determinante que haya pasado por la liga en mucho tiempo (por no decir en la historia de los Juegos Municipales desde que están los Picotas para no pillarme los dedos). Los otros dos, jugadores de raza negra musculosos, rápidos y habilidosos.
En el segundo cuarto salió Óscar con las muñeca cargada y en cuatro minutos había anotado dos triples y una de dos, para dar a los Picotas la primera ventaja en el marcador, 14-9. A partir de aquí, nada. Ni una sola canasta en juego obtuvieron en el resto del cuarto. Sólo un pírrico tiro libre al final. Sin embargo, tampoco se puede decir que Fenómenos sacara demasiada ventaja de esta situación. El alto apenas tuvo repercusión ofensiva en estos minutos y aunque los otros dos se encargaron de anotar todos los puntos, el marcador terminó 15-18.
Ya en la tercera parte, los Picotas se desfondaron y perder balones se convirtió en la tónica, propiciando contraataques sencillos de dos contra nadie o simplemente, haciendo que ni siquiera hubiera tiros a canasta. Pases al vacío o interceptados con pasmosa facilidad, manos agarrotadas por el frío y untadas de mantequilla, balones que botaban más de la cuenta para perderse por la banda... Así una posesión tras otra. Cuando David recorrió todo el campo esquivando a cuantos salieron a su paso para finalizar con una espectacular bandeja, Fenómenos ya había puesto tierra de por medio en el marcador. 25-38.
Del mismo modo que en otras ocasiones, los descansos o los tiempos muertos sirven para detener una dinámica, insuflar aire en la moral de los cabizbajos o corregir diversos puntos con el ánimo de dar la vuelta al marcador, esta vez sólo llegaron palabras intentando frenar la sangría y para intentar mostrar una cara más digna de lo que podría ser si se mantenía este deplorable nivel.
Fenómenos continuó castigando el desacierto y las pérdidas, si bien el juego se tornó más lento, merced a la amplia ventaja que habían cosechado en el cuarto anterior. A pesar de todo, los Picotas volvieron a encajar 20 puntos en este cuarto. Demasiado para un equipo con tantas dificultades para romper la zona 3-2 rival. Alberto anotó un par de contraataques, el arma favorita de los de azul que sólo pudieron desplegar en contadas ocasiones, para mantener un pequeño aliciente en un partido finalizado doce minutos antes del cuarenta y ocho.
El resultado no deja lugar a dudas: 33-58. La derrota más significativa en lo que va de temporada y la sensación de que ante esta superioridad física, poco se puede hacer. Yo creo que no es así, que un mal día lo tiene cualquiera y probablemente coincidieran otros factores además del buen hacer de tres jugadores. Ganarles no va a ser tarea sencilla, pero a nada que los Picotas mejoren su capacidad física y jueguen de forma más inteligente, sin perder tantos balones y buscando cargar de faltas a los jugadores importantes, tendrán el camino mucho más allanado.
Estadísticas:
En el segundo cuarto salió Óscar con las muñeca cargada y en cuatro minutos había anotado dos triples y una de dos, para dar a los Picotas la primera ventaja en el marcador, 14-9. A partir de aquí, nada. Ni una sola canasta en juego obtuvieron en el resto del cuarto. Sólo un pírrico tiro libre al final. Sin embargo, tampoco se puede decir que Fenómenos sacara demasiada ventaja de esta situación. El alto apenas tuvo repercusión ofensiva en estos minutos y aunque los otros dos se encargaron de anotar todos los puntos, el marcador terminó 15-18.
Ya en la tercera parte, los Picotas se desfondaron y perder balones se convirtió en la tónica, propiciando contraataques sencillos de dos contra nadie o simplemente, haciendo que ni siquiera hubiera tiros a canasta. Pases al vacío o interceptados con pasmosa facilidad, manos agarrotadas por el frío y untadas de mantequilla, balones que botaban más de la cuenta para perderse por la banda... Así una posesión tras otra. Cuando David recorrió todo el campo esquivando a cuantos salieron a su paso para finalizar con una espectacular bandeja, Fenómenos ya había puesto tierra de por medio en el marcador. 25-38.
Del mismo modo que en otras ocasiones, los descansos o los tiempos muertos sirven para detener una dinámica, insuflar aire en la moral de los cabizbajos o corregir diversos puntos con el ánimo de dar la vuelta al marcador, esta vez sólo llegaron palabras intentando frenar la sangría y para intentar mostrar una cara más digna de lo que podría ser si se mantenía este deplorable nivel.
Fenómenos continuó castigando el desacierto y las pérdidas, si bien el juego se tornó más lento, merced a la amplia ventaja que habían cosechado en el cuarto anterior. A pesar de todo, los Picotas volvieron a encajar 20 puntos en este cuarto. Demasiado para un equipo con tantas dificultades para romper la zona 3-2 rival. Alberto anotó un par de contraataques, el arma favorita de los de azul que sólo pudieron desplegar en contadas ocasiones, para mantener un pequeño aliciente en un partido finalizado doce minutos antes del cuarenta y ocho.
El resultado no deja lugar a dudas: 33-58. La derrota más significativa en lo que va de temporada y la sensación de que ante esta superioridad física, poco se puede hacer. Yo creo que no es así, que un mal día lo tiene cualquiera y probablemente coincidieran otros factores además del buen hacer de tres jugadores. Ganarles no va a ser tarea sencilla, pero a nada que los Picotas mejoren su capacidad física y jueguen de forma más inteligente, sin perder tantos balones y buscando cargar de faltas a los jugadores importantes, tendrán el camino mucho más allanado.
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