Jornada 5: Picotas - Antonio Machado

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
Así comienza uno de los más famosos poemas de Antonio Machado, y así podría describirse también la andadura de este equipo por nuestra liga, pues aunque parece que pueden dar más, caen los vicios del juego sucio, las pérdidas de tiempo y el enrarecimiento del juego, olvidando que de lo que se trata es de anotar un punto más que el contrario, y aún no conocen la victoria. Pero vayamos por partes, pues en el resumen hay mucho que contar. En términos generales, el partido no fue vistoso, sino más bien embarullado, con muchas pérdidas, faltas... y tensión hasta el último segundo. Parece que los Picotas se han abonado a la épica y cada partido se convierte en una agonía que finaliza con la apoteosis de la victoria.
Por primera vez en lo que va de temporada, los once integrantes de Picotas coincidían sobre la cancha, esta vez para enfrentarse a un grupo de adolescentes imberbes que forman Antonio Machado, comandados por su entrenador y jugador, un poco más talludito.
El primer cuarto tuvo un ritmo frenético. Antonio Machado intentó dejar claro desde el principio que no iban a permitir que nadie de los Picotas anotase canastas fáciles y desde el minuto uno comenzaron muy cerrados en defensa y cortando con faltas cualquier intento de tiro cerca del aro. En ataque no mostraron mucha variedad, pero sí efectividad. El 66 hacía siempre la misma jugada y solía sacar algo provechoso. Entrada por un lateral, parada a un tiempo, finta de tiro: si el contrario salta, intentar sacar la falta, si no, lanzar a tabla y canasta. Los Picotas no ofrecían tampoco mucho juego. Rafa anotaba de jugada personal, Lázaros Inchausti comenzaba a hacerse fuerte en los rebotes ofensivos y Alberto lanzaba desde fuera con igual acierto que desacierto.
En el segundo cuarto, Antonio Machado salió más enchufado que Picotas. El 66 continuaba haciendo la misma jugada, pero también se mostraba certero desde la línea de 6,25 -bueno, en la pista 1 de La Mina vete tú a saber a qué distancia está-. Antonio Machado se escapaba por 8 en el marcador, merced a las numerosas pérdidas de balón que continuaban acumulando los Picotas y también a los brazos largos del chaval grimosamente flaco y bastante alto, que se hinchó a poner pinchos de merluza; cuando salió David, más enchufado que en los anteriores partidos, y con varios robos y posteriores entradas a canasta de esas que nos tiene acostumbrados en las que se queda en el aire suspendido más tiempo que el resto, ponía el marcador 16-17. En los últimos dos minutos, Antonio Machado aumentó de nuevo la distancia anotando una canasta y un tiro libre de cuatro lanzados dejando el (poco)luminoso en 16-20.
Para el tercer cuarto la estrategia estaba clara: evitar a toda costa la pájara. Para ese cometido se encomendaron a la vieja guardia de los Picotas, los veteranos, pero las pérdidas de balón seguían lastrando cualquier intento de remontada. El 66 seguía a lo suyo, anotando de tres o de dos a tabla. La presión a toda cancha no estaba bien coordinada y no provocaba robos de balón, sólo incomodaba la subida del mismo. Dos únicas canastas en juego indicaban el aumento de la dureza con la que comenzaban a emplearse los integrantes de Antonio Machado. El marcador al final del cuarto: 22-27. No hubo pájara esta vez, pero tampoco acercamiento.

Todo estaba por decidir en el último cuarto. Pero las cosas no empezaban bien. Había que poner más intensidad en defensa para robar algún balón y conseguir un contraataque claro, algo que no se había producido en ningún momento del partido. Sin embargo, sólo consiguieron cargarse de faltas muy rápido. Especialmente desquiciado se vio a Héctor, a quien le pitaron tres casi seguidas, todas ellas bastante dudosas. En la última, tras un rebote después de tiro libre, se produjo la polémica. Antonio Machado ya había decidido que no querían seguir disputando el partido de igual a igual, y que preferían dedicarse a perder tiempo y que se acabara el encuentro sin jugarlo. Aunque la falta fue sobre el que reboteaba, quien se puso en la línea fue el propio tirador anterior. Santana lo permitió pese a algunas leves protestas, pero después de fallar el tiro, fueron los mismos jugadores de Antonio Machado quienes reclamaron que quien debía estar tirando los libres no era 23, sino el 12. La jugada les salió redonda, pues el 12 anotó los dos tiros y además se había perdido un tiempo valioso al no pararse el crono. Héctor acortaba distancias desde dentro de la zona pero acto seguido cometía la cuarta falta y se iba al banquillo ostensiblemente cabreado. Tras una canasta de Sergio, el 23 volvía a poner las cosas difíciles. En la siguiente jugada Alberto recibió un buen pase cerca del aro y esta vez estuvo más prevenido ante los brazos largos del 12 y le sacó la falta. Aunque el balón estuvo a punto de entrar para ser jugada de tres puntos, no fue así. Había que lanzar deprisa lo que hizo que los tiros fueran más imprecisos y sólo anotó uno. No obstante, la furia de los Picotas ya estaba desatada. La presión a todo el campo era asfixiante y Antonio Machado tenía serios problemas para sacar el balón de su cancha. Un nuevo robo de balón propiciaba la entrada de David, quien fue parado en falta. Desarbolados como estaban, la solución que encontraron fue la trifulca. El 66, que en este cuarto seguía inédito, mandaba de un puntapié el balón al otro lado de la cancha para perder más tiempo. Entonces se montó un amago de tangana, repelido en pocos segundos, a pesar de que aún continuaban los insultos contra David, que curiosamente era quien iba a la línea. La presión no le hizo temblar la mano y anotó los dos.
En la siguiente jugada el 10 tuvo la oportunidad de sentenciar el partido. Con dos arriba en el marcador, lanzaba dos tiros desde la personal, pero no anotaba ninguno. El contraataque fue cortado antirreglamentariamente sobre Rafa, quien se marchaba corriendo hacía la línea olvidando que en el último minuto se para el cronómetro. Tal vez la precipitación le hizo fallar los dos. Antonio Machado no era capaz de encestar y en el siguiente ataque Dani era objeto de falta en una posición lejana, el 23 cometía su quinta, que le llevaba al banquillo con protestas infundadas, pues la infracción fue bastante clara. Dani encestó el primero. El marcador se ajustaba a 32-33. Varios botes, tiro y...fallo. Pero no todo estaba perdido. El balón salía orientado hacia el lado del poderoso Papadopoulos, que fue capaz de arrebatárselo al 12 en la lucha por la posición y anotar a falta de 15 segundos. Pero los Picotas no se fueron atrás como habrían hecho otros. Arriesgaron con la presión a toda cancha. Antonio Machado no pedía tiempo para organizarse y tras el saque, Alberto robaba el balón y le iba a parar a las manos a Dani. Esta vez las noticias si llegaban desde el banquillo. "¡No tires, aguanta!" gritaban, y así lo hacía. Antonio Machado cometía una falta más, ésta con justificación, pues era la única oportunidad que les quedaba. Dani de nuevo en la línea de tiros libres. Fallaba el primero. El segundo...también, pero al igual que en la anterior jugada, el balón salía hacia el lado de Lázaros Inchausti, con igual resultado, haciendo más grande su leyenda. Esta vez su tiro no entró, pero la posterior jugada finalizó con un pase largo que se perdió contra las espalderas y con el pitido de la mesa dictaminando el final del partido.

Se desató la alegría y el banquillo se fundía en un abrazo con los cinco en la cancha, formando una piña. Una vez más, los Picotas habían resistido la presión, aguantado el no-juego, remontado un partido que habían ido perdiendo desde el principio y acabando definitivamente con esa maldición que hacía que todos los partidos apretados y enmarañados terminasen con derrota. Inchausti se redimía de aquel tiro precipitado contra los Bobcats aportando dos rebotes decisivos y la canasta de la victoria. Ahora Antonio Machado debería preguntarse qué hubiera pasado si en lugar de especular con el tiempo y de realizar cualquier treta que sirviese para perderlo, se hubiera decidido a ir a por el partido con el juego alegre e intenso que demostró en muchas ráfagas de los tres primeros cuartos. Aún son jóvenes y les queda tiempo para definir si quieren seguir la escuela Greco-Yugoslava o si prefieren el juego made in ÑBA que intentan practicar los Picotas. Pero ellos sabrán, nosotros mientras tanto, seguiremos paladeando esta última hazaña.

Estadísticas:

	Puntos	Triples	TL Anotados	TL Intentados	% TL	Faltas
4. Inchausti	4	0	0	0	0	2
5. David	8	0	4	7	57.14	3
8. Rafa	2	0	0	2	0	3
9. Dani	3	0	1	4	25	3
10. Enrique	4	0	0	0	0	4
11. Alberto	5	0	1	4	25	0
12. Javi	?	?	?	?	?	?
15. Sergio	4	0	0	0	0	2
24. A. Arrojo	0	0	0	2	0	0
34. Dani Elez	?	?	?	?	?	?
69. Péctor	2	0	0	0	0	4
*	2	0	2	6	33.33	0
TOTAL	34	0	8	25	32	21