martes, 7 de febrero de 2017

Crónica jornada 13: Picotas 60 - 53 Royals

Emoción, entrega, rivalidad, suspense, nervios, errores, enfrentamientos, lucha, desgaste, defensa, contraataque, pérdidas, derrota, remontada, victoria. Todo esto y algo más se pudo ver el pasado domingo sobre la segunda cancha del pabellón Fco. Fernández Ochoa en un partido épico que necesitó de dos prórrogas para decidirse y que sirvió de bálsamo para las heridas sufridas en la jornada anterior.

Desde el principio se vio que los Picotas habían salido mucho más concentrados, sabedores de la importancia de este partido de cara a mantener la segunda plaza en la clasificación. Mas aunque la defensa 3-2 planteada era bastante móvil, no conseguía estar encima de sus rivales en el momento del tiro, y Royals, un equipo pensado por y para el triple, se aprovechó de ello. De este modo, cada canasta de dos de Picotas era contestada por una de tres, lo que llevó el marcador al 6-12 a mitad del cuarto. La reacción de los de amarillo llegó también desde la línea de 6,25 con dos triples consecutivos y después con varios contraataques les endosaron un parcial de 12-2 en los últimos 4 minutos para dejar el marcador en un vistoso 18-14.

El arreón del final del cuarto perduró durante el inicio del segundo y los Picotas alcanzaron por primera vez una renta de 10 puntos. Hasta el minuto 7 no consiguió Royals abrir su marcador y además su canasta fue rápidamente contestada con otro triple picotil. Sin embargo, una jugada de dos más uno y un triple consecutivo antes del pitido, empañaron un poco la gran labor defensiva realizada hasta el momento, dejando el marcador a la conclusión del segundo periodo en 29-22.

En el tercer cuarto comenzaron las hostilidades. Los pequeños roces producidos durante la primera parte se fueron agravando a medida que el partido ganaba en intensidad y surgieron los primeros rifirrafes que, por suerte, no llegaron a nada más. En lo meramente deportivo, el intercambio de canastas fue la tónica. Los jugadores de Royals se desgañitaban celebrando cada canasta como si hubieran ganado un campeonato, aunque éstas fueran contestadas de inmediato y la distancia se mantuviera constante. De esta forma se llegó al 43-36 al final del cuarto, pero aún quedaba uno más y las fuerzas ya andaban muy justas.

En el último cuarto el juego se espesó, la tensión fue en aumento. Cada canasta costaba un mundo y los porcentajes empeoraron. Royals recortó la brecha a tres puntos. Pero cometieron muchas faltas y a base de tiros libres, los Picotas seguían por delante en el marcador. Royals llegó a ponerse a dos, pero dos tiros libres convertidos volvieron a poner una ventaja de cuatro a favor de los locales a 1:20 del final.

Sin embargo, Royals no tiró la toalla, volvió a hacer la jugada repetida durante todo el partido y en esta ocasión, las ayudas defensivas no llegaron, dejando libre al jugador de la esquina para que lanzara de tres con comodidad. Dos ataques, seis puntos consecutivos y Royals por primera vez por delante en el marcador en todo el partido. Injusto castigo para unos Picotas que habían peleado mucho por la victoria y que a falta de 30 segundos para el final tenían un último ataque para redimirse.

Dado que los visitantes estaban en bonus, la idea era forzar una penetración buscando una canasta de dos, previendo que no defenderían al límite para evitar la falta. Pero la jugada no salió. El balón circulaba por el exterior y no había manera de encontrar un hueco. Al final tuvieron que lanzar de tres antes de agotar la posesión. La pelota no entró y el rebote fue capturado por Royals. Sus jugadores gritaban eufóricos creyendo que la victoria estaba cerrada. Los Picotas presionaron la salida del balón y a punto estuvieron de robarlo, pero se marchó por la banda. Mas no bajaron los brazos, continuaron presionando a todo el campo hasta el último segundo y fruto de esa presión, Royals sacó mal, la pelota no encontró ningún receptor y un jugador de amarillo fue más rápido que el resto para recogerlo debajo del aro y, aunque rápidamente llegaron tres oponentes para rodearlo, conseguir levantarse y anotar una canasta decisiva que llevaba el partido a la prórroga. 51-51.

Durante el tiempo extra, los Picotas cambiaron su defensa a individual, viendo que todo el juego estaba siendo acaparado por el mismo jugador y que la defensa zonal no alcanzaba a llegar a los tiros exteriores. El nerviosismo se palpaba en cada acción. Nadie quería arriesgar en un mal pase o en un tiro complicado. Los Picotas aprovecharon que su rival estaba en bonus para buscar alguna penetración con la que sacar una canasta fácil o ir a la línea de personal. Sin embargo, no hubo suerte y de 4 intentos solo convirtieron uno. Por su parte, Royals, que no había anotado nada en los cuatro primeros minutos de la prórroga, volvía a ponerse un punto por delante en el marcador a falta de segundos para la conclusión del partido. De nuevo los Picotas estaban contra las cuerdas, pero tenían una última posesión para enmendarlo. Tras una penetración que atrajo a la defensa y un pase a un compañero desmarcado, la pelota se negó a entrar, pero el rechace favoreció a los locales, que recibieron una falta, postergando la agonía. El primer tiro, con toda la presión, entró limpio. El segundo se escoró y ahí murió la primera prórroga, con empate a 53. Todo tendría que decidirse en otros cinco minutos de juego.

Esta vez los Picotas salieron a dar todo lo que les quedaba, concentrados y con confianza, sabedores de que hasta en dos ocasiones habían sido capaces de resistir. Royals siempre hacía la misma jugada, doble bloqueo al base que buscaba penetrar o escorarse para el triple, pero esta vez, siempre había un cambio que imposibilitaba su avance. La buena defensa propició dos robos de balón que acabaron en una canasta y tres tiros libres convertidos de cuatro intentos, para adquirir una ventaja de 5 puntos a falta de un minuto para el final. Royals, viendo que el partido se le escapaba, comenzó a lanzar tiros a la desesperada que no tocaban ni el aro, mientras que la buena defensa continuaba sin dejar una opción clara. Esta vez no hubo respuesta posible y un último contraataque de uno contra nadie certificaba la victoria para unos Picotas que salen reforzados después de haber ido ganando todo el partido, para posteriormente perderlo en dos ocasiones, volverse a recuperar y terminar ganando con autoridad.

El resultado final: Picotas 60 -  53 Royals.

Lo mejor: no tirar la toalla hasta el último segundo y tener la entereza mental para reponerse en los momentos más difíciles.

Lo peor: algunos encontronazos fuera de lo deportivo no tendrían que producirse en una competición lúdica en la que no tiene ningún sentido intentar hacer daño.

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