Tras un segundo cuarto parco en anotación y duro en lo psicológico, los Picotas salían con la consigna de no bajar los brazos, mejorar en la faceta reboteadora e intentar seguir cargando de faltas a los pivots rivales. Nada más salir, David anotó un triple que empataba el partido y seguidamente, el otro David, Milla, enchufaba dos tiros lejanos desde el lateral. Pero sus acciones eran respondidas por el 33 en uno de los pocos tiros convertidos por KKTB desde fuera de la zona. Jesús, abonado a las canastas imposibles, conseguía lanzar casi desde el fondo y rodeado por tres adversarios, describiendo la pelota una parábola inverosímil para un tiro tan cercano al aro, y entrando limpia finalmente.
Las alternativas en el marcador eran constantes y el menor despiste se pagaba caro. No obstante, se notaba que algo estaba cambiando. La defensa de los Picotas se había endurecido y aumentado en intensidad, centrándose en posiciones interiores e impidiendo pases fáciles en las inmediaciones de la zona. Pero el partido seguía en un puño y el marcador al final del cuarto quedó en 29-28.
Mientras, en la grada, el hombre con aspecto de Guillermo Summers observaba con atención cada lance del juego. Esta vez más silencioso, escrutando, aprendiendo...
Todo estaba por decidir al entrar en el último cuarto. David salía raudo al contraataque cada vez que recogía un rebote o robaba un balón, que no fueron pocas las veces que sucedió. Mas el juego en estático era precipitado y varias pérdidas de balón supusieron un sobre-esfuerzo para evitar recibir puntos en contra. En un lance fortuito, Jesús pisaba mal tras saltar para recoger un rebote y se fracturaba el dedo meñique de su pie derecho. Otra inclemencia más en un partido que se complicaba por momentos. Los Picotas tuvieron que pedir tiempo muerto para poner orden y coger un poco de resuello de cara a los instantes finales.
Enrique y los dos David se fajaban cual colosos contra los interiores rivales, no dando un balón por perdido y peleando la posición contra unos jugadores que les superaban en peso y estatura. A dos minutos para el término del tiempo reglamentario, la cosa no podía estar más igualada. El número 15 anotaba uno de los dos tiros libres de los que dispuso para dejar el marcador en 34-33. En el siguiente ataque, David fue parado en falta. También encestó el primero y falló el segundo, pero el rebote favoreció a los Picotas y Carlos, desde dentro de la zona, conseguía sus primeros dos puntos con la camiseta azul que otorgaban una ventaja de cuatro puntos tranquilizadora. La réplica del número 26 no se hizo esperar y en la siguiente presión tras canasta volvieron a hacer falta sobre David. Esta vez no le tembló el pulso y anotó los dos volviendo a poner una distancia de cuatro puntos. En el siguiente ataque KKTB no sacó provecho y los locales movieron el balón hasta que, a 13 segundos del final, la pelota le llegó a Óscar en un lateral, libre de marca, quien lanzó un triple que habría supuesto la puntilla. Desgraciadamente la pelota no entró por muy poco, el balón fue repelido por el aro y en la pugna por el rebote, salió por la línea de banda favorable a los de rojo, que estuvieron más astutos que nadie y sacaron rápido sin que el cuero pasara por las manos del árbitro como es obligatorio -hecho que le recriminaría con vehemencia David Milla al colegiado, hasta que este reconoció que tenía razón pero que ya no podía hacer nada- pillando a la defensa Picotil desprevenida y obteniendo una canasta y tiro libre adicional fruto del cansancio y la sorpresa. La única opción para KKTB era tirar a fallar, recoger el rebote y lanzar rápido. Y así sucedió. Entre saltos y empujones, los distintos palmeos quisieron que la pelota le cayera al número 3 un paso más cerca del tiro libre. Este lanzó a la desesperada, el balón rebotó una, dos y hasta tres veces antes de colarse por la red, igualando el marcador a 39.
Pero aún quedaban cinco segundos, tiempo suficiente para que David volase hacia la otra canasta esquivando a cuantos salieron a su paso, temerosos de cometer una falta que supondría unos tiros libres no deseados, y dejase una bandeja ante la oposición del último de los rivales. Mas la suerte, a diferencia de lo sucedido en la anterior jugada, fue esquiva y no quiso que la pelota entrase tras pasearse por el aro, condenando a los Picotas a una difícil prórroga que nadie esperaba. Exhausto, el 5 de los Picotas se lamentaba tendido en el suelo por no haber podido anotar esa última entrada, la enésima de cuantas había intentado.
Demasiado se había peleado y sufrido para acabar derrotados de esa manera. Así que los Picotas afrontaron los cinco minutos extra como lo habían hecho durante toda la segunda parte: cerrados abajo para evitar tiros cercanos y defendiendo con una intensidad encomiable, sabedores de que el depósito de los visitantes también estaba agotado. El 7 anotó primero pero una vez más, David quiso resarcirse sacando un dos más uno que convirtió para volver a poner a su equipo por delante en el marcador. KKTB se mostró sin ideas para combatir la zona local y su intento por anotar desde la línea de tres no fructificó. Con los de rojo en bonus desde el final del último cuarto, la prórroga se convirtió en un constante ir y venir a la línea de personal donde Óscar sobresalió anotando 4 de 4 que dieron tranquilidad y pusieron el fin a un partido trepidante que concluyó con un digno 49-43.
Al final del partido Enrique me comentaba que yo había estado muy tranquilo viendo el encuentro desde la banda, cuando las veces que había estado él en la misma situación, se reconcomía por dentro al no poder salir a la cancha. Es cierto que no soy un tipo nervioso, aunque muchas veces es más apariencia que otra cosa, interiormente le doy muchas vueltas a la cabeza sugestionándome por tonterías que no tienen importancia. Sin embargo, me di cuenta en ese momento de que mi compañero tenía razón. Al principio pensé que era por haber estado pendiente de informar sobre el marcador y el tiempo todo el rato. Pero luego me di cuenta de que lo que de veras hacía que me sintiera tranquilo era otra cosa.
Desde el banquillo siempre se ve todo más fácil. Intentas transmitir algunas ideas y cuando no te hacen caso o cuando las cosas salen mal por lo que sea, te entran ganas de salir e intentar hacerlo mejor. Pero estaba tranquilo porque sabía que no podría mejorar nada de lo que ya estaba en la cancha. El esfuerzo y el sacrificio demostrado era suficiente para darse cuenta de que nada más se podía hacer. Con la certeza entonces de que el resultado final ya no tenía importancia, ganar o perder era lo de menos, uno podía relajarse y disfrutar de este maravilloso deporte.
Estadísticas:
Las alternativas en el marcador eran constantes y el menor despiste se pagaba caro. No obstante, se notaba que algo estaba cambiando. La defensa de los Picotas se había endurecido y aumentado en intensidad, centrándose en posiciones interiores e impidiendo pases fáciles en las inmediaciones de la zona. Pero el partido seguía en un puño y el marcador al final del cuarto quedó en 29-28.
Mientras, en la grada, el hombre con aspecto de Guillermo Summers observaba con atención cada lance del juego. Esta vez más silencioso, escrutando, aprendiendo...
Todo estaba por decidir al entrar en el último cuarto. David salía raudo al contraataque cada vez que recogía un rebote o robaba un balón, que no fueron pocas las veces que sucedió. Mas el juego en estático era precipitado y varias pérdidas de balón supusieron un sobre-esfuerzo para evitar recibir puntos en contra. En un lance fortuito, Jesús pisaba mal tras saltar para recoger un rebote y se fracturaba el dedo meñique de su pie derecho. Otra inclemencia más en un partido que se complicaba por momentos. Los Picotas tuvieron que pedir tiempo muerto para poner orden y coger un poco de resuello de cara a los instantes finales.
Enrique y los dos David se fajaban cual colosos contra los interiores rivales, no dando un balón por perdido y peleando la posición contra unos jugadores que les superaban en peso y estatura. A dos minutos para el término del tiempo reglamentario, la cosa no podía estar más igualada. El número 15 anotaba uno de los dos tiros libres de los que dispuso para dejar el marcador en 34-33. En el siguiente ataque, David fue parado en falta. También encestó el primero y falló el segundo, pero el rebote favoreció a los Picotas y Carlos, desde dentro de la zona, conseguía sus primeros dos puntos con la camiseta azul que otorgaban una ventaja de cuatro puntos tranquilizadora. La réplica del número 26 no se hizo esperar y en la siguiente presión tras canasta volvieron a hacer falta sobre David. Esta vez no le tembló el pulso y anotó los dos volviendo a poner una distancia de cuatro puntos. En el siguiente ataque KKTB no sacó provecho y los locales movieron el balón hasta que, a 13 segundos del final, la pelota le llegó a Óscar en un lateral, libre de marca, quien lanzó un triple que habría supuesto la puntilla. Desgraciadamente la pelota no entró por muy poco, el balón fue repelido por el aro y en la pugna por el rebote, salió por la línea de banda favorable a los de rojo, que estuvieron más astutos que nadie y sacaron rápido sin que el cuero pasara por las manos del árbitro como es obligatorio -hecho que le recriminaría con vehemencia David Milla al colegiado, hasta que este reconoció que tenía razón pero que ya no podía hacer nada- pillando a la defensa Picotil desprevenida y obteniendo una canasta y tiro libre adicional fruto del cansancio y la sorpresa. La única opción para KKTB era tirar a fallar, recoger el rebote y lanzar rápido. Y así sucedió. Entre saltos y empujones, los distintos palmeos quisieron que la pelota le cayera al número 3 un paso más cerca del tiro libre. Este lanzó a la desesperada, el balón rebotó una, dos y hasta tres veces antes de colarse por la red, igualando el marcador a 39.
Pero aún quedaban cinco segundos, tiempo suficiente para que David volase hacia la otra canasta esquivando a cuantos salieron a su paso, temerosos de cometer una falta que supondría unos tiros libres no deseados, y dejase una bandeja ante la oposición del último de los rivales. Mas la suerte, a diferencia de lo sucedido en la anterior jugada, fue esquiva y no quiso que la pelota entrase tras pasearse por el aro, condenando a los Picotas a una difícil prórroga que nadie esperaba. Exhausto, el 5 de los Picotas se lamentaba tendido en el suelo por no haber podido anotar esa última entrada, la enésima de cuantas había intentado.
Demasiado se había peleado y sufrido para acabar derrotados de esa manera. Así que los Picotas afrontaron los cinco minutos extra como lo habían hecho durante toda la segunda parte: cerrados abajo para evitar tiros cercanos y defendiendo con una intensidad encomiable, sabedores de que el depósito de los visitantes también estaba agotado. El 7 anotó primero pero una vez más, David quiso resarcirse sacando un dos más uno que convirtió para volver a poner a su equipo por delante en el marcador. KKTB se mostró sin ideas para combatir la zona local y su intento por anotar desde la línea de tres no fructificó. Con los de rojo en bonus desde el final del último cuarto, la prórroga se convirtió en un constante ir y venir a la línea de personal donde Óscar sobresalió anotando 4 de 4 que dieron tranquilidad y pusieron el fin a un partido trepidante que concluyó con un digno 49-43.
Al final del partido Enrique me comentaba que yo había estado muy tranquilo viendo el encuentro desde la banda, cuando las veces que había estado él en la misma situación, se reconcomía por dentro al no poder salir a la cancha. Es cierto que no soy un tipo nervioso, aunque muchas veces es más apariencia que otra cosa, interiormente le doy muchas vueltas a la cabeza sugestionándome por tonterías que no tienen importancia. Sin embargo, me di cuenta en ese momento de que mi compañero tenía razón. Al principio pensé que era por haber estado pendiente de informar sobre el marcador y el tiempo todo el rato. Pero luego me di cuenta de que lo que de veras hacía que me sintiera tranquilo era otra cosa.
Desde el banquillo siempre se ve todo más fácil. Intentas transmitir algunas ideas y cuando no te hacen caso o cuando las cosas salen mal por lo que sea, te entran ganas de salir e intentar hacerlo mejor. Pero estaba tranquilo porque sabía que no podría mejorar nada de lo que ya estaba en la cancha. El esfuerzo y el sacrificio demostrado era suficiente para darse cuenta de que nada más se podía hacer. Con la certeza entonces de que el resultado final ya no tenía importancia, ganar o perder era lo de menos, uno podía relajarse y disfrutar de este maravilloso deporte.
Estadísticas:
JUGADORES
|
PUNTOS
|
TRIPLES
|
TLA
|
TLI
|
%TL
|
FALTAS
|
1. David Milla
|
4
|
0
|
0
|
0
|
0,00
|
4
|
2. Dani
|
||||||
3. Óscar
|
13
|
3
|
4
|
4
|
100,00
|
0
|
4. Inchausti
|
||||||
5. David
|
23
|
1
|
10
|
22
|
45,45
|
4
|
7. Carlos
|
2
|
0
|
0
|
0
|
0,00
|
2
|
8. Jesús
|
7
|
0
|
1
|
3
|
33,33
|
4
|
10. Enrique
|
0
|
0
|
0
|
2
|
0,00
|
2
|
11. Alberto
|
||||||
15. Sergio
|
|
|
|
|
|
|
16. Antonio
|
||||||
Total
|
49
|
4
|
15
|
31
|
48,39
|
16
|