Dos partidos y casi un mes después, los Picotas consiguieron su primera victoria del año. Fue ante el colista, Parque Aluche, y ya os digo que no resultó sencillo, pese a que sólo han ganado un partido en toda la temporada.
Los de azul saltaron al parqué más despiertos, mientras que los visitantes aún se estaban quitando los pantalones cuando el árbitro pitó un minuto después de que hubieran pasado treinta segundos desde que pitara tres. La defensa individual y la permisividad del colegiado con los contactos ilegales, despistó a unos dormidos Picotas que no era capaces de llegar al aro con peligro. Por si esto fuera poco, el calamitoso balance defensivo permitió varios contraataques y con un parcial de 11-1, los locales se hacían fuertes y comenzaban a creer en la victoria. El cuarto terminó 13-4. Un duro calentamiento. Ahora comenzaba el partido de verdad, pero 9 puntos abajo. La consigna durante el segundo cuarto era no permitir contraataques y surtir de balones a los pívots, claramente superiores en altura y peso. De esta forma, poco a poco, se fueron igualando las fuerzas. Parque Aluche sólo podía detener con faltas a los interiores, pero la excesiva permisividad arbitral, hacía que en muchos casos, los continuos empujones, agarrones y palos imposibilitaran el obtener un resultado positivo en ataque. Aun así, tuvieron que cerrar la defensa para poder ayudar dentro de la zona, lo que dejó a los tiradores abiertos de Picotas con mayor libertad. Un par de triples seguidos puso a los de amarillo de nuevo por delante en el marcador a dos minutos para la conclusión del cuarto, algo que no sucedía desde la primera canasta del partido. El cuarto concluyó 19-22, gran remontada mediante un parcial 6-18 que certificaba que la pájara inicial había sido pasajera. Pero en el tercer cuarto los locales salieron dispuestos a pelear por la victoria y se mostraron más acertados de cara el aro, lo que propició que recuperarán el dominio en el tanteo. Por su parte, los Picotas intentaban continuar surtiendo de balones a sus jugadores interiores, pero los malos porcentajes y la fatiga, fueron un lastre difícil de salvar. Tampoco ayudaron las continuas protestas por las faltas no sancionadas, que cortaban la dinámica de un, ya de por sí, encuentro poco fluido. Al límite del tiempo reglamentario, un triple de Parque Aluche dejaba el marcador en 30-29. Una vez más tocaba sufrir y estaba claro que la clave pasaba por defender bien. Y vaya si lo hicieron. Parecía imposible que después de tres cuartos agotadores, nuestros artistas aún tuvieran fuerzas para no dejarse llevar, pero así fue. Parque Aluche movía el balón por fuera, buscando los huecos para intentar penetrar, pero estos ya no existían. Tampoco había posiciones cómodas de tiro, pues con constantes cambios y ayudas, los Picotas llegaban a todas partes. Como ya sucediera en la primera vuelta, los Picotas volvían a dejar a Parque Aluche sin anotar en todo un cuarto completo. Conseguido este hito, bastaba con que anotasen una canasta para ganar el partido, algo que había sucedido en el primer ataque del cuarto. Poco a poco, la distancia se fue haciendo mayor y aunque Parque Aluche no cejó en su empeño, les fue imposible franquear la aguerrida defensa picotil, y la victoria cayó en el bando visitante por un aceptable Parque Aluche 30 - 43 Picotas. Gran trabajo realizado para darle la vuelta a un partido que se complicó pronto pero que terminó arreglándose y del que podemos extraer dos conclusiones resumidas en sendos comentarios: no hay rival pequeño y hay que calentar antes de empezar.
Arbitraje: malo. Permitió demasiado contacto por parte de Parque Aluche y no tuvo el mismo criterio en ambos lados de la cancha. Se movió poco y lento, lo que le impidió estar bien colocado para ver el juego correctamente. Al menos fue paciente, dialogante y no sancionó con técnica ninguna protesta, aunque pudo haberlo hecho en varios momentos del encuentro.
Los de azul saltaron al parqué más despiertos, mientras que los visitantes aún se estaban quitando los pantalones cuando el árbitro pitó un minuto después de que hubieran pasado treinta segundos desde que pitara tres. La defensa individual y la permisividad del colegiado con los contactos ilegales, despistó a unos dormidos Picotas que no era capaces de llegar al aro con peligro. Por si esto fuera poco, el calamitoso balance defensivo permitió varios contraataques y con un parcial de 11-1, los locales se hacían fuertes y comenzaban a creer en la victoria. El cuarto terminó 13-4. Un duro calentamiento. Ahora comenzaba el partido de verdad, pero 9 puntos abajo. La consigna durante el segundo cuarto era no permitir contraataques y surtir de balones a los pívots, claramente superiores en altura y peso. De esta forma, poco a poco, se fueron igualando las fuerzas. Parque Aluche sólo podía detener con faltas a los interiores, pero la excesiva permisividad arbitral, hacía que en muchos casos, los continuos empujones, agarrones y palos imposibilitaran el obtener un resultado positivo en ataque. Aun así, tuvieron que cerrar la defensa para poder ayudar dentro de la zona, lo que dejó a los tiradores abiertos de Picotas con mayor libertad. Un par de triples seguidos puso a los de amarillo de nuevo por delante en el marcador a dos minutos para la conclusión del cuarto, algo que no sucedía desde la primera canasta del partido. El cuarto concluyó 19-22, gran remontada mediante un parcial 6-18 que certificaba que la pájara inicial había sido pasajera. Pero en el tercer cuarto los locales salieron dispuestos a pelear por la victoria y se mostraron más acertados de cara el aro, lo que propició que recuperarán el dominio en el tanteo. Por su parte, los Picotas intentaban continuar surtiendo de balones a sus jugadores interiores, pero los malos porcentajes y la fatiga, fueron un lastre difícil de salvar. Tampoco ayudaron las continuas protestas por las faltas no sancionadas, que cortaban la dinámica de un, ya de por sí, encuentro poco fluido. Al límite del tiempo reglamentario, un triple de Parque Aluche dejaba el marcador en 30-29. Una vez más tocaba sufrir y estaba claro que la clave pasaba por defender bien. Y vaya si lo hicieron. Parecía imposible que después de tres cuartos agotadores, nuestros artistas aún tuvieran fuerzas para no dejarse llevar, pero así fue. Parque Aluche movía el balón por fuera, buscando los huecos para intentar penetrar, pero estos ya no existían. Tampoco había posiciones cómodas de tiro, pues con constantes cambios y ayudas, los Picotas llegaban a todas partes. Como ya sucediera en la primera vuelta, los Picotas volvían a dejar a Parque Aluche sin anotar en todo un cuarto completo. Conseguido este hito, bastaba con que anotasen una canasta para ganar el partido, algo que había sucedido en el primer ataque del cuarto. Poco a poco, la distancia se fue haciendo mayor y aunque Parque Aluche no cejó en su empeño, les fue imposible franquear la aguerrida defensa picotil, y la victoria cayó en el bando visitante por un aceptable Parque Aluche 30 - 43 Picotas. Gran trabajo realizado para darle la vuelta a un partido que se complicó pronto pero que terminó arreglándose y del que podemos extraer dos conclusiones resumidas en sendos comentarios: no hay rival pequeño y hay que calentar antes de empezar.
Lo mejor: la defensa del último cuarto que permitió certificar la victoria con solvencia.
Lo peor: los constantes enfrentamientos, riñas, piques y protestas que emponzoñaron y emborronaron un partido que debería de haber discurrido por otros derroteros.
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