domingo, 27 de noviembre de 2016

Crónica jornada 6: Picotas 53 - 37 Evora Marketeam

Nueva victoria, y ya van cinco, de los Picotas, que esta semana se enfrentaron a la versión  mejorada de Évora Marketeam y tuvieron que sufrir más de la cuenta a pesar del abultado marcador final, que no refleja lo sucedido durante todo el encuentro.

El partido no fue brillante y apareció de nuevo el fantasma de las pérdidas planeando sobre las cabezas de los allí presentes. Pero esto me hace plantearme una cuestión: ¿Dónde está el techo de estos Picotas, que aún habiendo ganado con solvencia y habiendo superado la barrera de los 50 puntos, les sigue pareciendo poco?

Bueno, pues la respuesta es que hay que ser realistas y hacer autocrítica cuando las cosas no se hacen bien, y esta semana hay muchas cosas que se podrían haber mejorado. Aunque tampoco hay que ser tan exigente ni pecar de arrogancia. Los de EM saben lo que se hacen. Recuerdo, para el que no tenga memoria, que hace dos años los Picotas tuvieron que remontarles una desventaja de 14 puntos en la segunda parte, cuando ya parecía todo perdido, para poder hacerse con la victoria. Las cosas han cambiado, sí, pero no tanto. Son pequeños detalles los que marcan las diferencias.

El partido arrancó con un contraataque de libro: rebote, balón al base que otea la otra mitad de cancha, pase avanzado al alero que corre por la banda ganando la espalda de sus rivales y bandeja a placer contra nadie. Toda una declaración de intenciones que se quedó en eso. La defensa no ajustaba bien las posiciones cuando había que cambiar, dejando siempre algún hueco libre para que alguien  de Évora pudiera lanzar libre de marca. ¡Y vaya si lo hicieron! Los de azul marino se mostraron letales desde cuatro-cinco metros. Pero el ataque funcionaba bien, repartiendo la responsabilidad entre todos los integrantes del quinteto, que consiguieron anotar una canasta cada uno en el cuarto para dejar el marcador final en 15-12.

En el segundo cuarto, la ventaja, que había sido aumentada a seis nada más comenzar, se vio reducida a uno ante la pasividad defensiva de los de amarillo. Este toque de atención sirvió para arengarlos, y durante ocho minutos no permitieron que Évora anotase nada más. En estos momentos fueron muchas las veces que los Picotas pisaron la línea de personal, esta vez con más acierto, y poco a poco se despegaron en el marcador, a pesar de que el ritmo cansino con constantes interrupciones no favorecía el espectáculo. De esta forma se llegó al 29-19 al final del cuarto.

Visto lo visto, había que intentar hacer otro esfuerzo para seguir evitando los tiros cómodos y correr un poco más con el fin de  aumentar la distancia y sentenciar el partido. Pero ese afán por querer acabar rápido se tradujo en constantes pérdidas de balón. Pases imprecisos, ataques dos contra dos mal definidos… Se malograron infinidad de posibilidades de aumentar la renta, hasta el punto de tener que pedir un tiempo muerto para intentar poner fin a esa racha autodestructiva. El cuarto terminó 39-29 y con este descenso en la anotación, llegar a 60 parecía inviable.

Pero todo se iba a complicar aún más cuando en el principio del último cuarto, tres ataques consecutivos de Picotas terminaron en tiros errados, mientras que Évora conseguía anotar en cada uno de los suyos, acortando la distancia de 12 a 6 puntos.

Un triple al límite de la posesión y un contraataque claro cortaron la sequía anotadora, devolvieron la tranquilidad a los de amarillo y restauraron la barrera de los diez puntos, que posteriormente sería ampliada hasta los 16 finales, para dejar el marcador en un más que decoroso Picotas 53 - 37 Évora Marketeam.

Los jugadores de Évora se fueron muy enfadados con la actuación arbitral. Durante el encuentro tuvo que sancionarles con dos técnicas, ambas por protestar haciendo excesivos aspavientos y levantando la voz más de lo deseable. Desde mi punto de vista, los pasos y la falta que desembocaron en las técnicas fueron muy claros, y las protestas se hicieron en un tono totalmente justificable de ser sancionado. De hecho, a nosotros nos ha pasado muchas veces algo similar. No es tanto la reiteración en las protestas, sino las formas en las que éstas se hacen o el momento en el que se producen.

La colegiada sancionó muchos contactos, sobre todo choques producidos al no tener una posición equilibrada, y prestó especial atención al uso indebido de las manos, no permitiendo ningún tipo de agarron ni bajar los brazos fuera del cilindro imaginario de cada jugador. Podrás estar más o menos de acuerdo con el criterio, pero al menos es uno y lo mantuvo de principio a fin. Yo, desde luego, prefiero eso a que, dependiendo del cuarto o la zona en la que estés, se piten unas cosas u otras.

Lo que no estuvo nada bien fue la actitud de algunos jugadores de Évora, que habiendo finalizado el encuentro, vinieron a reclamar a un jugador de Picotas unos supuestos insultos totalmente carentes de fundamento. Una actitud deplorable que no llegó a más porque desde Picotas abogamos por el juego limpio y por el aspecto lúdico de la práctica de este y cualquier otro deporte.

Lo mejor: continuar con la racha de victorias y solventar con oficio un partido trampa.

Lo peor: la actitud de algunos jugadores recriminando supuestos hechos en los que ni siquiera estaban relacionados.

La estrella: en un partido sin brillo, ningún jugador sobresalió por encima del resto.

El factor X: la sola presencia de Dani descentró a los rivales, que estuvieron más pendientes de buscar el conflicto que concentrados en llevarse la victoria.

Estadísticas:


lunes, 14 de noviembre de 2016

Crónica jornada 5: Carabanchel Bobcats 35 - 40 Picotas

Victoria de oficio de los Picotas, que añaden una más en su casillero y saldan con balance positivo su particular cuesta de noviembre, en la que se enfrentaron a tres de los cuatro equipos que ocupan las primeras posiciones (el otro son ellos mismos). El partido no tuvo el esplendor de otras ocasiones y se sufrió más de la cuenta cuando parecía que estaba sentenciado. Pero al final se logró el objetivo.

Bobcats acudía al encuentro presentando una racha de juego dispar, pero registrando todos sus partidos con victorias, lo que les valía para ocupar la segunda posición en la tabla clasificatoria. Por su parte, para los Picotas la exigencia era mantener el nivel exhibido la semana anterior contra Royals. Pero desde el principio se vio que este no iba a ser el día. La defensa cerrada de Bobcats invitaba a lanzar desde fuera, y estos lo hicieron de forma timorata, sin confianza, abusando del pase extra en algunos casos o del tiro precipitado en otros.

En el otro lado de la cancha, los locales se permitían el lujo de hacer posesiones de 30-40 segundos, ante la pasividad de la anotadora, lo que suponía un sobreesfuerzo para los defensores sin obtener recompensa a cambio. Así las cosas, los minutos transcurrieron entre idas y venidas, donde ambos equipos intercambiaron canastas para llegar al empate a once al final del cuarto. Daba la sensación de que los Picotas lanzaban más, pero con nulo acierto.

Un pequeño parcial al inicio del segundo cuarto les dio un respiro a los de amarillo, pero rápidamente era contestado por Bobcats. Los Picotas se desangraban en el rebote defensivo, permitiendo segundas y terceras ocasiones a su rival, mientras que en ataque no eran capaces de cargar en busca de algún rechace. A pesar de todo, una canasta y un tiro libre (de cuatro disponibles) les daba a nuestros protagonistas una ventaja de dos puntos al descanso, 17-19.

Era evidente que la clave estaba en la intensidad. Ese afán por recuperar cada balón del que habían hecho gala en otros encuentros, aún no se apreciaba ni de soslayo. Mas algo iba a cambiar en el tercer cuarto, históricamente el de las pájaras y donde se perdían los partidos, y que ahora se está convirtiendo en el momento que aprovechan los Picotas para pegar ese arreón que les distancie en el marcador y les permita disputar un último cuarto más llevadero, excepto el día de la única derrota consumada hasta la fecha, que ya sabemos todos lo que pasó.

Apretando un poco en defensa, forzaron pérdidas que se convirtieron en vertiginosos contraataques, el arma preferida de los ambarinos, lo que les permitió adquirir una ventaja de ocho puntos en apenas tres minutos. Bobcats no se amilanó y continuó buscando tiros exteriores, lo que les mantuvo en el partido, hasta que en los últimos tres minutos, dos contras bien aprovechadas, una jugada de dos más uno y un triple, otorgaban la máxima ventaja a los Picotas justo antes del fin de cuarto: 26 - 37.

Con la aguja de la gasolina marcando bien entrada la reserva en ambos equipos, el inicio del último cuarto fue soporífero para algún espectador matutino. No fue hasta el minuto seis cuando los Picotas anotaron su primera y única canasta en juego de todo el cuarto, pero el inicio había sido también malo para Bobcats, que atacaba a lo loco en jugadas de uno contra cinco.

A falta de cuatro minutos para el final y con 10 arriba en el marcador, los Picotas pidieron un tiempo muerto para tomar algo de resuello y ordenar las ideas en ataque. No sucedió ni lo uno ni lo otro. Bobcats, en un último intento de llevarse la victoria, presionó a toda cancha con las fuerzas que aún le quedaba en la recámara y los Picotas pasaron por unos momentos de nerviosismo, donde vieron como unas pérdidas (que hasta este instante habían estado bastante contenidas) se convertían en puntos en contra y la diferencia menguaba hasta los 4 puntos. Por suerte, cuando no se para el crono, el tiempo transcurre muy rápido y no hubo posibilidad de remontada. Entre tiro libre y tiro libre, el partido se esfumó y los Picotas pudieron añadir otra victoria en su casillero.

El resultado final: Carabanchel Bobcats 35 - 40 Picotas.

Lo mejor: conseguir una victoria contra un rival directo, sin brillo y sin grandes alardes, sí, pero victoria al fin y al cabo.

Lo peor: perder la concentración en los instantes finales del partido.

La estrella: una vez más, David se erigió como el jugador franquicia, llevando la manija del encuentro, pero, sobre todo, se notó su presencia en defensa, robando algún balón en momentos difíciles y evitando tiros cómodos de sus rivales.

El factor X: Alberto corrió el contraataque con velocidad en bastantes ocasiones y anotó el triple que dio la máxima ventaja para los Picotas. Así que, como se trata de que esto rote y no siempre salgan los mismos, le pongo como factor X, porque yo lo valgo.

Estadísticas:



viernes, 4 de noviembre de 2016

Crónica jornada 4: Royals 51 - Picotas 60

Bueno, pues ahí están, ya no podemos hablar de un espejismo o de una racha pasajera. Los Picotas han aprendido a defender en equipo y han recuperado la confianza en sí mismos, en la posibilidad de ganar a cualquiera. El partido de esta semana así lo corrobora. Royals, otro de los equipos nuevos contra los que aún no se habían enfrentado, venía de realizar una serie de dos victorias y una derrota, contra Basket Botellín, pero siendo el que más anota en la liga. Un grupo de chicos jóvenes, construido bajo la premisa del juego exterior y que cuenta entre sus filas con varios jugadores de excelsa muñeca. Un equipo que, bajo mi humilde opinión, a nada que mejore la defensa y el juego interior, será el candidato número uno a ganar la liga. Este año, quizá sea demasiado pronto. Esperemos que la experiencia sea positiva y continúen apuntándose en el distrito en los venideros.

Todo este prolegómeno sobre el rival de Picotas de esta semana es solo para que aquellos que no estuvieron se hagan una idea de hasta qué punto la hazaña que consiguieron no es pequeña. Los de amarillo se llevaron el partido porque supieron reaccionar a tiempo, cuando las cosas se ponían difíciles, y ajustar su defensa para evitar los tiros exteriores. Esa entereza mental y esa capacidad para adaptarse a las necesidades de cada partido, hace no mucho tiempo era impensable. Pero ahora veo una concentración y un sacrificio del que me siento orgulloso de pertenecer. No obstante, como supongo que estaréis deseosos de leer lo que aconteció, no me entretengo más.

El partido tuvo un arranque fulgurante. En dos minutos los Picotas le habían endosado a su rival un parcial de 8-0, convirtiendo cada ataque sin fallo y encestando tiros desde distintas posiciones y distancias. Royals tuvo que parar el vendaval con un tempranero tiempo muerto que sirvió para que pusieran las cosas en su sitio. Su ataque no funcionaba, pero sabían qué hacer, sólo tenían que organizarse. Y aunque Picotas no perdió la cara al partido, los de negro, a golpe de triple, fueron remontando hasta ponerse por delante en el minuto 8. Los primeros triples llegaron libres de marca. Bueno, es normal que la metan si están solos. Los siguientes los clavaron con un contrario punteando el tiro. Ojo. Entre medias, alguno llegó desde 7-8 metros. Cuidado, que esto no es azar. Así hasta un total de 7 sin fallo. Pero los Picotas continuaron atacando bien y el cuarto terminó con un espectacular 25 - 20.

El segundo cuarto arrancó más denso. El cansancio y los ajustes defensivos provocaron que hubiera menos tiros. Los Picotas fueron a la línea de personal con desacierto, pero Royals no conseguía anotar nada, hasta que en el minuto seis volvieron a encontrar la senda del triple y con un mini parcial, alcanzaron su máxima ventaja a favor, ocho puntos. Sin embargo, en los dos últimos minutos, unas buenas acciones acercaron a los limonados a sólo dos puntos antes del descanso, 35-33. Las espadas estaban en todo lo alto y se barruntaba una segunda parte apasionante.

Pero lo que nadie imaginaba, y mucho menos este narrador, es que los Picotas iban a realizar un despliegue físico y táctico a estas alturas de partido de las dimensiones que pudimos ver los allí presentes. La clave estuvo en dos factores: en defensa, los exteriores basculaban velozmente hacia el lado de balón evitando la superioridad numérica que Royals había trabajado durante toda la primera parte y haciendo imposible que tirasen con comodidad; en ataque, aprovechaban el espacio que los locales dejaban en el medio de la zona. De esta forma, pronto le dieron la vuelta al marcador con un parcial de 0-10 en los seis primeros minutos y 6-15 en el total del cuarto para acabarlo en 41-48. Aunque la distancia parezca poca, en un partido tan igualado puede ser un mundo. Mas los Picotas no tenían opción de relajarse. Había que seguir así hasta el final. Además, una nueva lesión, esta vez Inchausti en el gemelo, atemorizó, en víspera de Halloween, con dejar a los Picotas sin efectivos ante una posible quinta falta.

En el último cuarto, Royals claudicó en su idea de juego exterior ante la imposibilidad de encontrar tiros cómodos, y fueron más los acercamientos a las proximidades de la zona. Sin embargo, así como habían demostrado ser letales desde la línea de tres, a medida que se acercaban al aro los porcentajes decaían, hecho que aprovecharon los Picotas para aumentar su ventaja hasta los trece puntos, a base de contraataques, buena circulación de balón y fortaleza interior.

La impecable defensa obligó a Royals a anotar únicamente desde el tiro libre. El tiempo transcurría y los locales no encontraban la forma de remontar. Además, un par de jugadas absurdas donde, después de rebotar en varios jugadores, el balón llegaba a alguno de Picotas completamente libre de marca debajo del aro, terminaron de bajar su moral.

Con el partido finiquitado y veinte segundos por disputarse, el base de Royals decidió no atacar, botando el balón y haciendo gestos de que ahí se acababa el encuentro… hasta que con todo el mundo relajado, pasó el balón a un compañero que entró a canasta a placer. Dos puntos menos en el average que pueden ser claves a final de temporada y la sensación de que te han timado. Me parece correcto disputar cada canasta hasta el último segundo, pero ese tipo de engaños no se hacen.

El marcador final: Royals 51 - 60 Picotas.

Lo mejor: la buena defensa y la capacidad para adaptarla a las necesidades del partido, además de constatar que los Picotas al fin han decidido que la clave para divertirse en la cancha es ponerle intensidad y, gracias a eso, los resultados están llegando solos.

Lo peor: en un partido de guante blanco, sin apenas contactos, hubo una pequeña trifulca por un empujón en un rebote que acabó con Inchausti por los suelos, pisoteado, y la consabida pelea de gallos posterior.

La estrella: Antonio fue el claro dominador de ambas zonas, pero sobre todo en ataque mostró su versión más efectiva, desde el primer tiro lejano que convirtió hasta semiganchos cerca del aro. Un bastión que Royals no pudo parar.

El factor X: David, a medio gas aún por los golpes recibidos hace dos semanas, hizo y deshizo a su antojo, controlando el balón en todo momento y batiendo el récord de anotación en lo que va de curso con sus 22 puntos.

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