Tras el subidon alcanzado la semana pasada con la victoria sobre Basket Botellin, subidon anímico, porque en la clasificación todo sigue igual, los Picotas debían refrendar el buen juego desplegado en la jornada anterior contra un equipo de la parte baja de la tabla, pero que siempre consigue poner en apuros a los de amarillo e incluso, en alguna ocasión, se han llevado la derrota. Para ello contaban en sus filas con los mismos seis valientes que ahora que termina la temporada, están cogiendo el tono, la compenetración y la confianza para hacer bien las cosas y divertirse en el intento.
Colo suele suceder, nada más terminar el partido de las nueve y casi dándole la documentación a la mesa, el árbitro pitó 3 minutos, así que habiendo tirado un par de veces a canasta y sin haber calentado nada, los Picotas salieron fríos y tardaron cuatro minutos en anotar la primera canasta en juego. A mitad del cuarto Picapiedra ya ganaba 9-2, así que los Picotas pidieron un tiempo muerto para aclarar las ideas y eliminar el letargo en el que estaban sumidos.
A la vuelta, a base de defender mejor y salir corriendo en vertiginosas transiciones, les endosaron un parcial de 0-11 en tres minutos, dejando claro que no estaban dispuestos a tirar el partido tan pronto y que la caraja inicial era más problema del frío que del juego.
Al comienzo del segundo cuarto la distancia se hizo aún mayor y del 9-13 se pasó al 9-18. A partir de ese momento, el ritmo se hizo más lento y las jugadas comenzaron a espesarse merced a la permisividad arbitral. Los Picotas se descentraron y las ayudas en defensa se diluyeron aumentando la posibilidad de encontrar espacios, y a consecuencia de esto, el 19 anotó dos jugadas consecutivas de 2+1 que dejaron el partido de nuevo abierto y el marcador en 18-20. Injusto castigo para unos Picotas desubicados, que una vez más tenían que ponerse el mono de trabajo para solventar con éxito este reto.
El tercer cuarto comenzó con el empate, pero ahí acabó el bagaje de los locales, porque fue en este punto cuando los Picotas desplegaron su mejor juego. Un compendio de defensa, rebote, transición, movimiento, juego interior y tiro exterior como hacía tiempo no se veía en este equipo. Sobre todo, esa palabra es la más importante, EQUIPO. Todos aportaron con sacrificio y esfuerzo y fruto de ello, endosaron un parcial demoledor de 0-18 en ocho minutos que ponía el punto final al partido cuando aún no había terminado ni el tercer cuarto. 25-42 fue el resultado.
Pero aún quedaba por ver si, como ocurriera en el pasado, los Picotas se dejaban llevar sesteando por la cancha durante el último periodo, permitiendo la remontada y dejando un mal sabor de boca, o bien si conseguirían mantener la distancia o incluso aumentarla.
Pronto hubo un catalizador que hizo que el partido se descontrolara y apareciese la furia picotil. Un jugador de Picapiedra se transmutó en Kevin garnett y celebró un tapón sencillo como si con él hubiera dado la vuelta al marcador. Acto seguido, fue objeto de una falta y venido a más como estaba, sintiéndose intocable, a pesar de haberse sancionado la falta, lanzó el balón con furia hacia la grada, impactando en la zona donde se encontraba el pequeño Adrián con su madre y nuestra fiel talismán Violeta. Os podéis imaginar que la reacción de todos fue inmediata y aunque el susodicho pidió perdon en cuanto se dio cuenta de lo que podía haber ocurrido, insistió en que los espectadores no debían estar en las gradas (¿dónde entonces, en la cancha?). El daño estaba hecho. Los Picotas, espoleados por esta circunstancia, no permitieron que ningún Picapiedra volviera a anotar en lo que quedaba de cuarto. Siete minutos eternos en los que se sucedieron toda una serie de robos de balón, contraataques de uno contra nadie, triples, asistencias, alley hops y demás jugadas que hicieron las delicias del respetable y aumentaron la ventaja para dejar un resultado final de Picapiedra 31 - 65 Picotas.
Lo mejor: La labor de equipo y la entrega que mantuvieron contante durante todo el encuentro para llevarse la victoria alcanzando unos nada desdeñables 65 puntos y una ventaja de 34.
Lo peor: Que por una jugada absurda pudo ocurrir un accidente más grave como ya se ha explicado durante la crónica.
La estrella: Una vez más, David fue el jugador más destacado aportando 26 puntos y contagiando ese nivel al resto de sus compañeros. Hizo y deshizo a su antojo sin encontrar oposición en el bando rival.
El factor X: El resto del equipo, cada uno de forma individual aportó su granito de arena para el bien colectivo.
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4 comentarios:
Es triste que haya gente que se deje llevar tanto por el juego. No estamos jugando NBA ni nada parecido, habría que moderarse un poco más porque ahí se va a divertirse y a hacer deporte, vale que competimos pero no hay que perder la cabeza de esa manera. Afortunadamente no pasó nada y todo quedó en un susto, pero no se pueden permitir esas actitudes.
En el tema partido, ha quedado todo bien explicado. Los Picotas han acabado el año muy arriba de juego y de ánimo y así lo han transmitido durante toda la segunda vuelta: ganando a equipos "imbatibles", y con victorias claras ante equipos que en otras ocasiones nos han dado demasiados quebraderos de cabeza.
Que en el partido de la primera vuelta ganáramos por tan solo cuatro puntos y en este, por treinta y cuatro, dice mucho de cómo hemos mejorado en la segunda vuelta. Hacía mucho tiempo (quizá nunca) que no completábamos una vuelta perdiendo solo un partido. Felicidades a todo el equipo por ello.
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Gran crónica. No creo que el jugador de Picapiedra lo hiciese conscientemente, es más, creo que se arrepintió nada más lanzar el balón. Espero que al menos le sirva de lección para otra vez y no vuelva a hacerlo.
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