Conclusiones tras el Mundial (Parte I)

Bueno, pues no pudo ser esta vez. No siempre vamos a ganar, también toca perder de vez en cuando. Aunque una sexta plaza sepa a poco, suscribo las palabras que dijo Iturriaga al finalizar el último partido de la selección contra Argentina: “España ha terminado en la posición donde por juego y sensaciones ha demostrado estar”. De nueve partidos han ganado 5 y han perdido cuatro, con ese bagaje no se puede esperar más.

Cuando España jugaba contra Serbia yo estaba saliendo hacia la playa, por lo que no pude verlo. Esperaba poder visionarlo repetido en MarcaTV sin saber nada, como cuando me los grabo, pero en un descuido, escuchando la radio, de repente el reportero comentó la debacle al perder en cuartos. No sabía cómo había ocurrido pero el caso es que España quedaba fuera de la lucha por las medallas. Luego resultó que en la playa no pillo los nuevos canales, así que me quedé sin ver muchos partidos. Al día siguiente, en las noticias, vi el triple de Teodosic. Increíble si no fuera porque en el resto de partidos que jugó España, primero Lacovic y después Delfino lo repitieron en similares situaciones y distancias.

¿Qué conclusiones podemos sacar tras el Mundial? Mi opinión particular, tras el salto.



Para empezar, las manías de Scariolo, de las que hablaré en otro post, nos han condenado en todos los partidos, tanto en los que se ganaron como en los que se perdieron.

Marc Gasol no ha sido el líder del juego interior que todos esperábamos. Después de una temporada brillante en la NBA, consiguiendo grandes números en un equipo complicado en el que hasta tres jugadores acaparan la mayoría de los tiros, pensábamos que con él las zonas rivales temblarían. Sin embargo, luego las cosas no fueron así. De no ser porque Fran Vázquez se entonó a tiempo, tal vez la sexta plaza hubiera resultado una utopía.

Navarro ha querido tirar de galones en los momentos difíciles, pero se convirtió en un arma de doble filo. Cuando está acertado, da igual cuantos le defiendan porque siempre saca algo positivo, pero cuando se bloquea, no hace falta que le defienda nadie porque ya lo hace él solo. En muchas ocasiones se ha tirado hasta las zapatillas fallando mucho y la excesiva dependencia ha pasado factura.

Ricky no ha dado la talla. Ya en la preparación lo advertí. Ricky podría ser un base excepcional, pero pierde los papeles con su propio ego. Tiene que hacer alguna chulería para quedarse tranquilo. Lo que podría ser un recurso para sacar ventaja se convierte en una manera de ofender al contrario. Con la lesión de Calderón se quedó como base principal y esa ansiedad por tapar el agujero que había dejado el extremeño, le llevó a realizar demasiadas imprecisiones. Por otra parte, Raúl no ha sido ni la sombra de lo que fue. Un tío con la capacidad anotadora de éste y que no tire ni dos veces en cada partido es desaprovechar una clara opción en ataque.

Llull no ha sido el revulsivo que todos esperábamos. Su explosividad tal vez se haya visto limitada por el miedo a recaer tras su lesión, o por jugar con molestias, o la falta de preparación… los motivos pueden ser muchos, pero no ha sido él.  Yo soy de la opinión de que a estos campeonatos no sólo deben ir los mejores, sino también los que mejor estén en ese momento. No era el caso de Llull.

Mumbrú no ha sido el relevo que el puesto de alero necesitaba. Sus posibilidades como único alero alto no se aprovecharon como debían y en el tiro exterior estuvo desacertado. Después de una preparación brillante, donde se le veía activo, rápido y con infinidad de recursos, no ha dado la talla. Flojo en los rebotes y en defensa, desde luego este no ha sido su Mundial.

Hasta aquí la primera entrega de las conclusiones tras el Mundial. Próximamente, qué debería pasar ahora y las manías de Scariolo.