Los mismos seis valientes que derrotaron a Basket Botellin y aplastaron a Picapiedra, se dieron cita de nuevo para entrar en la historia de los Picotas y continuar con esta racha victoriosa, demostrando que el buen juego desplegado anteriormente no era un espejismo.
La misión no era sencilla. Carabanchel Bobcats llegaba a esta cita habiendo perdido únicamente contra Old Chosen en ambos partidos, por lo que el dos en su casillero de derrotas auguraba un partido difícil. Además, diversas rencillas adquiridas en la primera vuelta, otorgaban un plus de competitividad a este encuentro.
La consigna para no tener que ir a remolque era empezar concentrados desde el primer minuto. Y aunque el calentamiento tampoco fue nada del otro mundo, la defensa 3-2 propuesta desarboló el ataque de Bobcats, que pronto pudo comprobar que esto iba en serio, tras perder varios balones y recibir sendos contraataques que rápidamente pusieron el marcador 5-0 y más tarde 11-4 para terminar el cuarto con un triple que dejaba el resultado en 14-6 y buenas sensaciones.
Durante el segundo cuarto la tónica se mantuvo. El partido se hizo más lento y a los Picotas les costó más anotar, pero los Bobcats tampoco eran capaces de encontrar el hueco en posesiones eternas más allá de los 24 segundos. Así que en el intercambio de canastas, los de amarillo se llevaron el gato al agua dejando el marcador en 25-14 al final de la primera parte. Proyección de 50 y buen juego de equipo, no se podía pedir más.
Sin embargo el panorama se iba a complicar nada más empezar el tercer cuarto, tras un triple y una jugada de 3+1 en una posesión desquiciante de más de 40 segundos, que acercaba a los Bobcats a sólo dos puntos en un parcial de 8-0 que obligó a los visitantes a pedir un tiempo muerto.
Era necesario relajarse, tomar aire y volver a la senda marcada en los dos cuartos anteriores. En un arreón final, los Picotas recuperaron sensaciones poniendo el marcador en 36-29.
En el último cuarto los locales cometieron muchas faltas de tiro al inicio, lo que llevó a los de blanco a la línea de 4,70 con frecuencia. Por suerte, no fue su día desde los libres y por cada uno que fallaban, eran castigados con una canasta de dos o de tres. Con esta dinámica, los minutos fueron pasando dejando rachas de buen juego, con un acertado balance entre el juego interior y el exterior. Todo el mundo aportaba, todos lanzaban con confianza, sin temor, y esto se tradujo en que la defensa de Bobcats no era capaz de detener el buen hacer de los áureos.
Los Picotas encaraban el final del partido habiendo obtenido la máxima renta en el marcador, 50-37. Un par de triples a la desesperada, uno de ellos con falta recibida, el otro con falta sancionada, no eran suficientes para que a nuestros héroes se les escapase la victoria, pues además el hecho de haber recibido solo una falta, esta vez fue una ventaja, y cuando los Bobcats consiguieron parar el crono, éste casi se había acabado.
El marcador final fue Picotas 50 - 43 Carabanchel Bobcats. Otra victoria en el casillero. Sexta en siete partidos disputados esta segunda vuelta. Los Picotas vuelven a estar donde se merecen. No en la tabla, pues ya no hay posibilidad de mejorar o empeorar pase lo que pase, pero sí en lo que a respeto se refiere.
Hace unos cuantos años, demasiados ya, maldita sea cómo pasa el tiempo, unos imberbes Picotas Boys derrotaban a los primeros en la clasificación e invatidos CB Pradera en un partido que quedó grabado en la memoria de los que allí estuvimos. ¿Habrán vuelto aquellos Picotas de los partidos épicos y las gestas imposibles o serán solo ilusiones paranoicas de un pobre narrador de historias con nostalgia?
Lo mejor: todos y cada uno de los integrantes del equipo se han convertido en una amenaza para los rivales. Cualquiera puede anotar desde 4-5 metros, lo que obliga a las defensas a estar muy encima, algo a lo que no están acostumbradas y para lo que hay que tener físico y hacer un gran esfuerzo. Prueba de ello es que todos anotaron alguna canasta en juego.
Lo peor: que otro partido más, el tercero seguido, sólo acudieran los seis integrantes habituales de la plantilla y que por diversas circunstancias, el resto no pudiera celebrar esta victoria como se merecía.
La estrella: Antonio se mostró dominante en ambos tableros. Capturando rebotes importantes y anotando con facilidad tras fabricarse sus propios tiros cercanos y de media distancia. Un partido completo.
El factor X: Sergio quiso sumarse a la fiesta, encarando el aro con confianza y anotando tiros de larga distancia con buenos porcentajes, algunos de ellos en momentos cruciales, además de partirse el cobre en defensa contra el número 7, que en esta ocasión no anotó ninguno de sus ganchos a tabla.
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